El extraño caso Abengoa: cuando las agencias de rating avisaron a tiempo

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El extraño caso Abengoa: cuando las agencias de rating avisaron a tiempo

Sede de Abengoa

Fitch Ratings y Moody’s alertaron hace un año del cabalgante ritmo en que la deuda sin recurso del grupo estaba engordando. Por el camino, varios recortes de nota. Las agencias de rating han sido el blanco de muchas y demoledoras críticas desde el estallido de la crisis económica. Se las ha acusado a tiempo y destiempo de no haber sabido prever el cataclismo financiero que se avecinaba. No obstante, en el caso de Abengoa la situación ha sido muy distinta. Hace ya un año, dieron la voz de alarma.

Fitch Ratings es la responsable de esta ‘hazaña’ que bien podría aliviar la carga de la culpa que hasta ahora habían venido arrastrando. En noviembre de 2014, la agencia estadounidense advirtió de que la renovable sevillana contaba en balance con el doble de la deuda reconocida en sus papeles oficiales remitidos al supervisor del mercado.

En este sentido, los analistas de la agencia explicaban que el endeudamiento con recurso ajustado para el ejercicio 2014 era de cuatro veces, el doble de lo contabilizado por la ahora confirmadamente quebradiza Abengoa. Sin embargo, y a pesar de estas advertencias, la calificación se mantuvo en ‘B+’ con perspectiva negativa.

Con la confirmación por parte de la compañía de sus estrecheces financieras, la amenaza de la rebaja se ha consumado. Hasta ahora se había buscado evitar el descalabro mediante el traspaso de activos a su filial estadounidense Abengoa Yield, la colocación a terceros de autocartera y una ampliación de capital que finalmente no se ha consumado, lo que ha dejado a la española más al borde del precipicio financiero que nunca antes.

En pleno preconcurso de acreedores, un periodo de hasta cuatro meses de gracia en los que tendrá que encontrar la vía de salida a su actual situación para evitar la apertura de un proceso concursal al uso, Fitch ha recortado la nota de Abengoa hasta ‘CC’, el penúltimo escalafón dentro del ‘bono basura’ antes de la declaración de impago por insolvencia.

Aunque Moody’s, la otra gigante del rating, fue más comedida en sus advertencias, también dio la voz de alarma hace ahora un año. Al evaluar sus cuentas del tercer trimestre del ejercicio pasado, la agencia optó también por mantener nota en ‘B2’ pero subrayó que su posición crediticia se había debilitado debido a que su deuda sin recurso se había casi triplicado en nueve meses, al pasar de 600 a 1.600 millones de euros.

En los doce meses que cuentan desde entonces hasta ahora, ya se había producido un nuevo recorte de rating, hasta ‘B3’. Este mismo miércoles, el tijeretazo ha sido ya contundente al dejar a la renovable sevillana en ‘Caa2’, el octavo escalón dentro de la denostada categoría de bono especulativo o ‘basura’. Al borde también de la insolvencia, Moody’s insiste en que la probabilidad de impago y pérdidas forzosas es más que notoria.

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