Los ‘podemitas’ pierden la fe en Iglesias y Errejón

Detrás de la cortina

Los ‘podemitas’ pierden la fe en Iglesias y Errejón

El desastre electoral de Podemos en Cataluña provoca las primeras críticas duras contra los líderes del partido. ¿Trolls en la Plaza Podemos? Este era uno de los ‘hilos’ conversacionales más animados de la semana, en el espacio de Reddit habilitado por los morados para propiciar las conversaciones interneteras entre sus simpatizantes. Tales eran el volumen y la acidez de las críticas que muchos de los participantes vertían sobre la cúpula ‘podemita’ en los días posteriores al batacazo sufrido en las elecciones catalanas, que algunos, los pocos que todavía confían en el acierto de las decisiones estratégicas de Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, insinuaban esta teoría como una posible explicación de lo que sucedía.

Cierto que no era la primera vez que en este ágora digital aparecían unos cuantos ‘post’ negativas sobre los dirigentes de Podemos. Pero esto era otra cosa. Esto era una verdadera rebelión y no estaba comandada por los críticos habituales del entorno de Izquierda Alternativa o asimilados. Aquí eran los ‘podemitas’ medios, los viejos fans que propiciaron la toma de control por Iglesias y Errejón del antiguo movimiento y su reconversión en partido, todos esos votantes de las opciones propuestas por Claro Que Podemos en la votaciones internas, quienes alzaban la voz. Algo inaudito.

Este ‘chat’ es, conviene reconocerlo, una auténtica innovación en la manera de hacer política en España en el Siglo XXI y toda una lección de transparencia para los competidores del partido morado. Aunque también puede convertirse en un arma de doble filo. Como ha sucedido en este caso. Pero esas discrepancias, la propia crisis y todo lo que conlleva se desarrollan con toda la luz y taquígrafos que cualquier amante de la transparencia podría exigir.

Basta darse una vuelta por este espacio, totalmente abierto para cualquier lector, para enterarse de lo que pasa en el interior del partido. Y eso también es inaudito, porque ni siquiera en el caso de ‘Ciudadanos’, el rival más directo de Podemos, que también presume de ser un partido que quiere impulsar la regeneración, nos encontramos con un espacio abierto en la Red de características parecidas a esta.

Pero volvamos a la trama principal de este artículo. Tras el estallido de la ‘asonada podemita’, los jefes morados han intentado recuperar el control y calmar las aguas con varios movimientos. Incluso han llegado a pedir ayuda a Juan Carlos Monedero para que apareciera en público apadrinando a Sergio Pascual el secretario de organización del partido y uno de los villanos favoritos de los amotinados.

También han publicado análisis de lo sucedido, supuestamente autocríticos, firmados por pesos pesados como Jorge Moruno o famosos queridos por la afición como Jordi Evolé. Textos interesantes, sin duda, en los que venía a contarse que la polarización entre partidarios del Sí y el No en Cataluña había perjudicado la opción morada y provocado la debacle.

Pero nada ha sido suficiente. Los ‘podemitas’ acaban de descubrir, contra todo pronóstico, que sus líderes no son invencibles. Y eso les desconcierta y les indigna, porque casi todos se habían sumado a lo que era, evidentemente, un caballo ganador. Pero ya no está tan claro. Tras la derrota de Cataluña ya no se entienden, por ejemplo, las renuncias programáticas en busca de la ‘centralidad’ que servirían para aumentar sustancialmente el número de votos.

Tampoco, otras decisiones polémicas como la elección de candidatos de perfil bajo como Lluis Rabell en Cataluña o el mismo José Manuel López en Madrid, el ascenso al poder y a los platós de dirigentes sin chispa ni capacidad para enfrentarse a los temibles tertulianos de la ‘casta’, como Carolina Bescansa, Irene Montero o Rita Maestre, o el apoyo concedido a líderes externos como Ada Colau o Manuela Carmena, en forma de cheque en blanco, sin que ni la una ni la otra se sientan obligadas a devolverles el favor.

Y lo peor es que muchos han dejado de creer en aquella máxima fundacional en la que se aseguraba que Podemos era el partido de la gente. Ni los más ingenuos ponen ya su mano en el fuego para asegurar que al final el programa con el que los morados se presenten a las elecciones generales tenga alguna relación con las propuestas realizadas por los círculos, o las posteriores votaciones que tendrán lugar en Internet a partir del día 13. Tan alto ha llegado la inundación que en pleno fin de semana, Iglesias y Errejón tuvieron que difundir una carta abierta para todos los simpatizantes, a través de los perfiles oficiales del partido en las redes sociales.

El documento aporta pocas novedades con respecto a las ‘justificaciones’ anteriores. Incide en achacar la derrota a la polarización, al ruido mediático y a los intereses de las ‘castas’ catalana y española que han jugado a aumentar la tensión independentista para conseguir réditos electorales.

Sólo hay una suerte de promesa para la concurrencia, se viene a decir, o insinuar, que Podemos será el nombre que esté en las papeletas de todas las candidaturas con las que el partido concurra a las próximas generales. Aunque la frase en la que se hace tal afirmación -«Por eso Podemos será el nombre y eje articulador de la candidatura del cambio para las elecciones generales»- es ambigua y deja las puertas abiertas.

Al final los únicos avales que utilizan Iglesias y Errejón para demostrar la bondad de sus estrategias políticas son los éxitos pasados. Victorias conseguidas, dicen, frente a las presiones y a las opiniones de los escépticos. Pero no se refieren en ningún momento a la evolución a la baja de las viejas encuestas favorables que se produce desde el estallido del llamado ‘caso Monedero’ y la irrupción de Ciudadanos en la pelea. Al final lo que estos dos líderes piden a sus huestes es fe y lealtad.

Poco más o menos lo mismo que hacen también los jefes de los llamados ‘viejos partidos’. Y mientras ellos siguen sin encontrar el toque mágico perdido, sus rivales se disponen a tomar el famoso centro del tablero. El peligro es real y va más allá de la rebelión de la Plaza Podemos. Más vale que la cúpula ‘morada’ haya tomado nota de sus errores y demuestre capacidad de reacción. O tendremos que escribir la historia de otra bella causa perdida.

Más información