Mientras que durante la Transición el PSOE contó con el apoyo de algunos empresarios españoles, el partido de Pablo Iglesias se mantiene sin su respaldo. Cada vez que un cambio político y económico se avecina, la curva de la tensión cambia a creciente, hasta que, de repente, los empresarios comienzan a tranquilizar a la población. Desde mi poca experiencia, comprendo que esto esté dentro de la normalidad, porque son las reacciones de este sector de la sociedad los que más nos pueden repercutir económicamente.
Esto sucedió así cuando el PSOE comenzó a asomar la cabeza en los años de la Transición. Muchos presagiaban el Apocalipsis, mientras otros encontraron su remanso de paz tras las palabras tranquilizadoras de empresarios como Pedro Toledo.
Y digo yo que la inquietud que genera Podemos se debe también a que no ha salido ningún empresario español a dar la cara por ellos. Pero, ¿un partido puede gobernar a pesar de no tener apoyos de este sector de la sociedad? ¿O acabarán consiguiendo respaldos?
Mi jefe me ha explicado que Podemos acabará contando con el área empresarial en cuanto este comience a renovar las cúpulas que llevan sustentando el poder los últimos años. Estos han crecido con el bipartidismo, y la formación de Pablo Iglesias representa el cambio.
“Se tenderán puentes con el sector empresarial”, me ha asegurado mi jefe, añadiendo que los políticos no pueden gobernar sin estos apoyos.
