Hasta el moño

Elecciones mayo 2015

Hasta el moño

En la campaña no ha salido ni una sola idea aprovechable ni, como decimos los periodistas, tampoco un solo titular capaz de pasar a la memoria del tiempo que vivimos. Siempre me ha gustado e interesado la política; la internacional y la doméstica. Creo que nunca me he sentido más a gusto que siguiendo los avatares de la revolución portuguesa y la transición española muchos años atrás De ambas he extraído buenas conclusiones y comparándolas he escrito artículos y reportajes, he dado conferencias, participé en debates y he contribuido a tesis doctorales. Espero seguir sintiendo esa curiosidad y ese interés por la política, tan importante de nuestras vidas, aunque en estos momentos mi mente lo rechace y espero que sea por poco tiempo.

Como tantas otras personas, empecé siguiendo con verdadera expectación la precampaña y la campaña, que por fortuna ya ha terminado, de las elecciones municipales y autonómicas que se celebran el domingo. La aparición en la escena pública de nuevos partidos con planteamientos distintos e interesantes por su sincronía con la actualidad, me entusiasmó. Menos mal que como ya estoy curado de espantos en todo momento me mantuve firme en mi neutralidad si no a la hora de votar, que lo haré en conciencia, si evitando ir por la vida de predicador de mis propias ideas.

Y tengo que concluir que hoy me siento defraudado, que es lo menos que se me ocurre para calificar la frustración de una carrera hacia el poder más próximo a los ciudadanos, legítima, pero verdaderamente lamentable. Al menos esa es mi impresión. Escuché, vi y leí mucho, quizás demasiado, hasta llegar a esta conclusión triste y deprimente. Siempre hay excepciones, como las que protagonizaron en Madrid Angel Gabilondo y Luis García Montero, pero en general el espectáculo que ofrecieron nuestros políticos fue deplorable.

Algunos sinceramente creo que equivocaron la carrera porque de payasos de circo, vendedores de peines y predicadores de sectas y embaucadores de zoco, hubiesen tenido más éxito. Para empezar, en medio de tanta bulla como armaron la mayor parte de los antiguos y los nuevos, no ha salido ni una sola idea aprovechable ni, como decimos los periodistas, tampoco un solo titular capaz de pasar a la memoria del tiempo que vivimos. Personalmente, lo digo sin ambages, estoy hasta el moño que no tengo de tanta chorrada y feliz de que esto termine.

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