El BCE ha endurecido el protocolo para los medios de comunicación que deseen seguir sus eventos; una siniestra metáfora de cómo transcurren las negociaciones con Grecia. Parece ser que el Banco Central Europeo (BCE) ha revisado (y endurecido) el protocolo que hasta ahora debían seguir los medios de comunicación para poder asistir a las ruedas de prensa.
Una siniestra metáfora, sostiene mi jefe, de cómo se están llevando a cabo las negociaciones con Grecia: por debajo de la mesa, con discreción y tratando de alejar los focos de los medios de comunicación, o por lo menos dificultando su enfoque sobre lo que realmente se está hablando… y pactando.
El BCE es, probablemente, una de las instituciones europeas que más críticas recibe desde el comienzo de la crisis. Al margen de lo acertado o equivocado de su política monetaria, mi jefe sostiene que se las gana a pulso. No por ese afán de secretismo (recordemos la comparecencia de Mario Draghi en el Congreso de los Diputados), aunque no ayude, si no por la trayectoria que atesoran a sus espaldas los mandamases.
