Podemos vuelve al ataque tras la salida de Monedero

Detrás de la cortina

Podemos vuelve al ataque tras la salida de Monedero

La lucha contra la precariedad laboral y las ‘puertas giratorias’, ejes de la nueva ofensiva política del partido Es curioso. Hasta el jueves pasado, Juan Carlos Monedero era una especie de maquiavélico diablo para los medios de la ‘casta’. Su conexión con Venezuela, el dinero ganado en trabajos de auditoría y su declaración complementaria para evitar una sanción de Hacienda se convirtieron en las armas arrojadizas perfectas para frenar el imparable ascenso de Podemos en las encuestas y saludar debidamente la irrupción en el panorama político de Ciudadanos, el nuevo partido favorito de las élites económicas españolas, y de Albert Rivera y su grupo de tertulianos conservadores jóvenes y saludables.

Pero Monedero ha dimitido. Y de repente, la misma prensa que antes de le denostaba ahora parece dispuesto a convertirle en el primer mártir de la dictadura que habría impuesto Pablo Iglesias en ‘su’ partido, con la ayuda de ese malvado Rasputín que se llama Iñigo Errejón y de la pérfida Carolina Bescansa, que es algo así como la asesora favorita de la mismísima madrastra de Blancanieves.

Este trío de conspiradores sería, según está versión, el responsable de haberse ‘cargado’ al bueno de Monedero, con idea de preparar un giro al centro que modere aún más el discurso de su partido y reforzar el poder de la cúpula frente a los círculos, para asegurarse de que la estructura del partido responde a las necesidades del único líder carismático que existe y puede existir en este grupo de farsantes.

No sucede lo mismo en Ciudadanos, por ejemplo, según estas visiones de la historia que se nos imponen desde el frente mediático ‘antiPodemos’. De hecho, Albert Rivera no es un líder carismático que impida al resto de sus correligionarios ‘chupar’ cámara. Y miren por donde, en este caso quizá esta visión sesgada se acerque mucho a la realidad. Rivera no tiene necesidad alguna de machacar a sus rivales partidarios, porque en su partido sólo existe una figura: la suya. Hasta el economista estrella Luis Garicano pillado en falta con los cálculos sin hacer ha tenido que retirarse del escenario, una vez que sus meteduras de pata, como el famoso ‘IVA’ del pan, empezaban a ser perjudiciales para el líder carismático.

Lo cierto es que Podemos vuelve a tenerlo difícil. Pero nadie podía pretender en realidad que la ‘casta’, la verdadera ‘casta’, no ese grupo de políticos del PSOE, PP, CiU e IU que ha tenido a su servicio, iba a rendirse sin luchar. El rival es duro y la pelea será larga. Muy larga. Pero que nadie la de por terminada todavía. Ni hace unos meses Iglesias y los suyos tenían asegurada la victoria en las próximas elecciones, ni ahora está todo perdido.

De momento, la salida de Monedero de la primera línea de la actividad política ha tenido ya algunas consecuencias beneficiosas para el partido de Pablo Iglesias. Sean cuales sean los verdaderos motivos de este ‘abandono’, voluntario o forzoso, nos encontramos ante un hombre que no ha usado la política para hacer dinero. Las cantidades que ganó trabajando para Venezuela, y por las que fue tan criticado se corresponden con contratos firmados antes de la existencia de Podemos. Y, además, el profesor ya no va a ocupar ningún cargo público, con lo que será difícil argumentar que se ha servido de él para su propio beneficio.

Y eso es un alivio para todos los candidatos de Podemos que tienen ahora que batirse el cobre en una campaña difícil. Lo mismo que lo será para todos los diputados que obtenga el partido y los concejales que ganen en las urnas las candidaturas de unidad popular que apoya. A partir de ahora, Monedero ya no funcionará como argumento constante contra la formación política que contribuyó a fundar. Incluso puede volver a convertirse en un activo, según funcionen las cosas.

Sin la necesidad de mantener una línea defensiva permanente que se ocupe de minimizar en lo posible el ‘caso Monedero’, el partido puede volver a atacar. Presentar propuestas y definir su verdadero perfil que, evidentemente, es de izquierdas, por mucho que algunos de sus líderes se esforzaran en el pasado en decir lo contrario. También la aparición de Ciudadanos ha resultado positiva en ese sentido. Ahora, los electores disponen de dos opciones ‘limpias’ a las que votar. Y es a ellos, como no, a quien les tocará decidir.

Así que ha llegado la hora de poner las cartas sobre la mesa. Y Podemos se dispone a hacerlo. De momento, Pablo Echenique, ese supuesto adalid del sector crítico a quien la cúpula había marginado, acaba de lanzar una propuesta, de Compromiso Etico asumida por todo el partido que supone un paso adelante en la lucha contra la corrupción. Propone limitar a un máximo de tres salarios mínimos el sueldo de todos los representantes políticos, eliminar los sobresueldos, la publicación de los ingresos y los patrimonios personales de todos ellos, la limitación de los mandatos a un periodo de ocho años, la renuncia a las puertas giratorias y la revocabilidad en los cargos. ¿Se sumarán los otros partidos a esta iniciativa? Quién sabe, quizá no les quede más remedio que hacerlo.

Hay más. En los próximos días, Podemos presentará su programa marco para las elecciones locales y autonómicas. Y ya conocemos algunas líneas maestras. Sabemos, por ejemplo, que el partido de Iglesias derogará la última reforma laboral y legislará para terminar con la precariedad del empleo, que impulsará una reforma fiscal centrada en el aumento de los ingresos y no en los recortes de impuestos para las corporaciones y los ricos y que se va a tomar muy en serio la lucha contra el fraude. Y, al final de eso es de lo que se trata. De luchar por una sociedad más justa y mejorar la vida de los ciudadanos. No de tomar el poder, ni de asaltar los cielos. Por muy bonitas que queden estas frases.

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