El director de la Agencia Tributaria nos deja con los dientes más largos que Drácula. He visto muchas cosas gordas, muy gordas, pero jamás me he encontrado con la “repera patatera”, que a juzgar por lo que se sabe debe de ser la de dios, con minúscula, sin ánimo de molestar ni al nuestro ni a los ajenos, por supuesto. La “repera patatera” es la descripción pública que hace nada menos que el director de la Agencia Tributaria de la Lista, con mayúscula, de los sospechosos de blanqueo de dinero y otras cosas igualmente feas que se hacen con el dinero y que obra en su poder-
El director no puede revelarla, porque la Ley se lo impide, aunque se sospecha que bien que le gustaría hacerlo, mayormente para escarmiento; se entiende que el director de la Agencia Tributaria respete la Ley, para infringirla estamos los demás, bien es verdad que no todos por igual y algunos hasta cero patatero, pero su cumplimiento del deber nos deja con los dientes más largos que Drácula. Y no sólo por morbo, que también, sino porque sería bueno que los hechos delictivos salgan a la luz pública.
Aparte, claro está, de poder calibrar el volumen de la “repera patatera” que, para más inri, nos toca a todos en los bolsillos. La verdad es que pocas veces nos quedamos con las ganas de que una Ley cambie. ¡Qué se le va a hacer! A esperar, claro, que llegue la siguiente filtración, a ver a quien le toca entre los 705, que al parecer ya han crecido sino multiplicado, y suman 715, evasores que la Agencia tiene bajo ojo, ser el siguiente después de Rato, y, llegado el caso sea puesto a disposición del juez de guardia, donde debe estar.
