Que dimitan ellos

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Que dimitan ellos

En Alemania el candidato socialdemócrata derrotado, Peer Steinbrück, mejoró en casi tres puntos el resultado de su partido, pero aún así tardó pocas horas en abandonar la política. No somos alemanes ni bien mirado creo que nos convenga. Aquí Angela Merkel seguramente sólo habría recibido media docena de votos, con el de Mariano Rajoy encabezando la lista, y en cambio en Alemania los cuenta por decenas de millones. Es un ejemplo de la diferencia. En Alemania el candidato socialdemócrata derrotado, Peer Steinbrück, mejoró en casi tres puntos el resultado de su partido, pero aún así tardó pocas horas en darse por fracasado, tirar la toalla y abandonar la política.

En España, en cambio, los candidatos que pierden unas elecciones se agarran como pueden al empeño, tal y como si el fracaso no contara, y vuelven a intentarlo cuantas veces haga falta. ¿Cómo si no alcanzó Mariano Rajoy la Presidencia? Pues a base de agazaparse bajo el oleaje de las derrotas, dejar pasar los temporales, autoconvencerse de que la siguiente será la vencida y exclamar una y mil veces por lo bajini, “¿arrojar la toalla? ¡Ni hablar! Que dimitan ellos, ¡coño!”

Artur Mas no es el único caso, pero si el último que nos viene a la memoria reciente de este gesto tan español por mucho que él niegue serlo. Convocó unas elecciones anticipadas para barrer en las urnas y, lejos de mejorar resultados, acabó perdiendo una buena parte de los votos y diputados con que contaba. Aquello fue bochornoso pero, fiel a la tradición española, que, ya digo, él tanto se empeña en serle ajena, de dejar paso a otro candidato sigue amenazando incluso, ¡hay que joderse! con promover otros comicios y ahora carácter plebiscitario.

Los alemanes son lo que sean, y lo que son lo sabemos, muchos lo sufren y muchísimos lo han sufrido más aún, pero llegado el caso cumplen con la obligación social de dimitir cuando la vergüenza pública del fracaso electoral lo exige. Por aquí debería imponerse el ejemplo, a derecha e izquierda, igual que se ha impuesto la austeridad que la ganadora en Alemania nos tiene puesto a todos como deberes para su nuevo mandato, que para algo somos también derrotados y sin posibilidades siquiera de dimitir por ello.

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