Chiquiticas

Venezuela

Chiquiticas

Santiago José Guevara García

Venezuela está en la hora de las chiquiticas, como decimos para referir que se aproximan situaciones definitivas. Venezuela está en la hora de las chiquiticas, como decimos para referir que se aproximan situaciones definitivas. O el régimen termina de imponer el escenario que en agosto llamamos “La Nueva Cuba”, o el país, en escenarios diversos, transita a un nuevo modelo de economía y política.

Aunque no son las únicas opciones. Es incluso posible que para ello sea inevitable un período de turbulencias y conflicto violento por: 1) la evidente intención del régimen neocomunista de seguir su ruta al control total de la sociedad, con fines propios a su modelo; 2) la disponibilidad, para la gobernabilidad, solo de la violencia, la represión y la propaganda y 3) el hastío de la sociedad democrática y sus aliados por el totalitarismo del régimen, su afán destructivo y su vinculación a Cuba, el Foro de Sao Paulo y la geopolítica forajida mundial.

Eso pasa en un entorno –en lo general y específico, externo y externo- que no puede ser más crítico: el régimen está en la mira del mundo; los escenarios derivados de la declaratoria estadounidense de “amenaza extraordinaria” son todos de riesgo y, en casos, espeluznantes; cada día surgen más evidencias incontrovertibles de un régimen forajido; su estatismo y totalitarismo avanzan, ahora -¡otra más!- con una nueva Ley Habilitante, a pesar de su dominio, a trompicones, de la Asamblea Nacional; los inventarios de muchísimos bienes para el consumo general –no en los circuitos populistas públicos- están en mínimos más que críticos; la realidad del par altísima inflación-carestía es dramática; el régimen monta su gestión económica entre la indecisión y los errores. Y así un largo etcétera.

Eso, en un momento en el cual el país ve mermadas todas las fuentes de ingresos –ordinarios o extraordinarios- de divisas, su economía productiva se encuentra severamente postrada o limitada por restricciones diversas y la industria petrolera se rezaga de su potencial de producción y los propios planes estatales.

Y como guinda del coctel, mientras tanto avanzan las conversaciones USA-Cuba, que por la evidente tutela del país por la isla castrista, involucran forzosamente a Venezuela, sin que los venezolanos demócratas –posiblemente, ni siquiera el gobierno- participen de ninguna manera en la revisión de los escenarios involucrados en ellas.

Hace pocos días referíamos a Yrvis Reyes, de un diario de mi ciudad de residencia, que todo lo que sucede en el país en el plano de la lucha entre demócratas y totalitarios puede verse alterado por esas conversaciones. Para Cuba y el eje del mal mundial, Venezuela es una presa muy valiosa que querrán conservar. De nuestro lado, parece que nadie se siente involucrado por ellas y las recientes reacciones de muchos, incluida la Iglesia, parecieran no considerar que el único aliado posible en el proceso de decisiones en curso, es los Estados Unidos.

La oposición partidista tradicional venezolana, agrupada en la MUD, se rasga las vestiduras por el “injerencismo” norteamericano, al declarar la “amenaza extraordinaria” representada por el régimen y se aliena la necesaria alianza para poner en la mesa de discusiones el tema de la también necesaria normalización de la política venezolana, junto a la de Cuba y no el otro escenario de que Venezuela, por intención, o por exclusión del tema, se mantenga y consolide como el nuevo territorio de refugio y auxilio del eje del mal en América Latina y el Caribe.

No he escuchado o leído a ningún analista nacional que se refiera al manejo del Caso Venezuela en las conversaciones USA-Cuba y al eventual costo de las posiciones –en coro- de muchos, en el medio no gubernamental, en crítica a los manejos norteamericanos.

Estar en la situación en la cual estamos, descrita parcialmente arriba, permanecer en las manos de quiénes estamos y alienarnos aliados es, sin duda, una pésima conducción política por quiénes no solo lo hacen, sino que lo defienden de los que creemos en otro tipo de manejo.

Como he dicho en las últimas semanas, el específico conflicto político venezolano está en su última fase. Me lo dice mi modelo de análisis, desarrollado desde 2.002. En ella, dos tipos de agentes son los relevantes, por razones distintas: los múltiples y diferentes agentes externos potencialmente, y también por razones variadas, interesados en el caso nuestro y las fuerzas armadas nacionales.

Un mal manejo de las relaciones con los agentes externos amigos o potencialmente amigos, puede ser fatal y conducente a un definitivo pase al escenario de “La Nueva Cuba”. Todo lo que pasa en el momento actual en el potencial conflicto con Estados Unidos puede desembocar a lo mismo. Las relaciones externas del estamento democrático nacional plantean una exigencia que no está observando. Algunos, con su liviandad y torpeza, nos empujan a “las chiquiticas”.

¿Dejamos los destinos nacionales en mentes y acciones tan carentes de capacidades?

* Santiago José Guevara García
(Valencia, Venezuela)
[email protected] / @SJGuevaraG1

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