Los ‘bienpagados’ del ‘PP’

Detrás de la cortina

Los ‘bienpagados’ del ‘PP’

El costoso rescate bancario que ha hipotecado a los españoles ha permitido a algunos hacer buenos negocios en plena crisis. Hay noticias muy ilustrativas que casi pasan desapercibidas entre el ruido de sables preelectoral en el que nos hemos visto sumergidos últimamente. Informaciones sobre las que convendría reflexionar si uno quiere entender que es lo qué ha pasado de verdad en los últimos años en España. En ese periodo oscuro que aún atravesamos en el que, sin embargo, el Gobierno de Mariano Rajoy ha contribuido a hacer muchos más ricos a algunas personajes que ya lo eran y lo ha hecho, una vez más, pasándole la factura a todos los contribuyentes.

Hablo de esa masa cautiva, de la que todos nosotros formamos parte, que aporta el dinero cuando hace falta, recibe sobre sus espaldas el peso de la deuda que contrajeron otros y es premiada por sus representantes políticos con un severo recorte del estado del bienestar, un mercado laboral inhumano en el que han dejado de existir todos los derechos que se conquistaron a golpe de movilizaciones y la total incertidumbre sobre el futuro. Para los jóvenes que nunca ganarán lo bastante, ni tendrán una vida digna y para los menos jóvenes que pueden quedarse sin pensiones.

En algunos portales de Internet se contaba esta semana una ‘historia ejemplar’ que tiene el morbo añadido de dejar patente que, por lo visto, no sólo algunos dirigentes de Podemos tienen buenos amigos en Venezuela. Hace un año, el Gobierno español vendió Novagalicia al banco Banesco, cuyo cabeza visible es Juan Carlos Escotet. Un financiero venezolano que ha sido capaz, con alguna que otra dificultad, de sobrevivir en el entorno del ‘chavismo’.

La caja en cuestión es otro de los grandes fiascos ‘heredados’ por todos los españoles gracias a la espectacular gestión de los políticos del PP y sus altos ejecutivos afines. Sin extenderme demasiado sobre lo que ya está más que dicho, me limitaré a recordar a la concurrencia que se trata de una entidad que surgió tras las fusión de las cajas gallegas. Una operación ruinosa que propició, de un modo militante, el actual presidente de la Xunta. Ya saben, nada menos que Alberto Núñez Feijóo. Uno de los cuadros populares de quien se habla en algunos medios como posible protagonista de futuro en la política española. Esperemos que las urnas, no lo permitan.

La reforma que necesitó el ‘pisito’ gallego para hacer posible su venta costó 8.000 millones de euros. Ahí es nada. ¿Se imaginan cuántos empleos de primera calidad se podrían haber creado con ese dineral público bien invertido? Pues eso. No obstante, puestos a lo peor y una vez abonado el dinero, tras solicitar a Bruselas el correspondiente rescate y acatar su memorándum de entendimiento, quizá se podría haber aprovechado para poner el banco ‘reflotado’ al servicio de los ciudadanos.

Pues no. Tras el remozamiento, la ‘casa’ se vendió por 1.000 millones de euros en 2013 al grupo de Escotet. Palmando 7.000 millones de una tacada, lo que no está nada mal con la que está cayendo, y con ese paro por encima del 20% que parece vamos a tener que seguir soportando durante unos cuántos años más.

La moraleja del cuento es que el grupo venezolano en sólo un año ya ha conseguido amortizar su inversión y hasta ganar 150 ‘milloncejos’ adicionales. Al menos eso indican, las cuentas del ejercicio 2014 que acaban de presentar los responsables de Abanca, el nuevo nombre que le pusieron a Novagalicia tras hacerse cargo de ella.

¿Esto sucede simplemente porque el flamante equipo gestor está formado por verdaderos ‘messis y cristianoronaldos’ de las finanzas? ¿Son los nuevos responsables de esta entidad privada que fuera pública los mayores ‘cracks’ internacionales del sector?

Aunque así fuera, y estos ganadores ‘sorprendentes’ de la extraña subasta de esa renovada y reluciente caja gallega hubieran obtenido beneficios gracias a su buen hacer, alguien tendría que explicarnos porque no se hacen cargo también de devolver del crédito que tuvimos que suscribir todos los españoles para pagar el rescate de la caja. Eso sí, con unas condiciones favorables y todo el tiempo que necesiten para pagar, faltaba más.

En cualquier caso, está claro que Escotet y los suyos se han limitado a aprovechar una oportunidad de oro que Rajoy -el sabrá los motivos que tuvo-, les brindó. El responsable del ‘fiasco’ es en primera instancia, por supuesto, el actual presidente del Gobierno. Ese que presume de haber repartido por igual ‘entre todos’ el dolor, la carga y el esfuerzo necesarios para salir de los ‘años oscuros’.

Santo varón. Nunca le agradeceremos bastante sus desvelos. Aunque quizá podría empezar a hablar de este otros asuntos, algún subordinado. Mismamente, Luis de Guindos, el hombre que a quién Rajoy puso al frente del rescate bancario, si es que fue el responsable de tal nombramiento y no lo puso ahí porque algún ‘alemán’ o asimilado le hizo una sugerencia al respecto, como dicen algunas lenguas viperinas sin aportar prueba alguna.

Pero Guindos, por lo visto, no piensa hacerlo. Ni ahora ni nunca. Al parecer va a dejar la política al final de la legislatura, a no ser que le caiga algún ‘carguito’ en Europa. Hace bien en poner tierra por medio y tomarse un descanso. Ya ha realizado con nota el encargo recibido.

Tampoco vendría mal que alguien le susurrará al oído a José Ignacio Goirigolzarri, el hombre a quién Guindos ha colocado al frente de Bankia para que la gestione, que la defensa de los contribuyentes no consiste en desahuciar a familias sin recursos, pasarle al estado la factura de una salida a bolsa presuntamente fraudulenta o pelear en los tribunales para no pagar las justas indemnizaciones a los preferentistas’ estafados.

¿O es que en lo que estamos de verdad no es en eso? ¿No será este otro ‘arreglito’ que nos toca hacerle a un banco que fue público para luego regalárselo a otro ‘sorprendente’ amigo financiero? Por si acaso, no se olviden de que en ese agujero ya hemos metido 24.000 millones de euros, más algunos flecos sueltos aún sin cuantificar del dinero de todos. Y, al parecer, ni siquiera está completamente tapado todavía.

Eso sí que es un dineral y no la calderilla que nos estafaron los listos de las ‘tarjetas black’. Visto lo visto, da la impresión de que los verdaderamente listos son otros. Unos que sin correr el peligro de que los tribunales se fijen en ellos hicieron caja en los buenos tiempos y la siguen haciendo ahora. Va a ser verdad que estos ‘bienpagados’ del PP son unos ‘cracks’ en lo suyo. Los mejores entre los buenos, sin lugar a dudas.

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