Podemos y Ciudadanos acorralan a PP y PSOE

Detrás de la cortina

Podemos y Ciudadanos acorralan a PP y PSOE

El partido de Pablo Iglesias se consolida como opción de Gobierno y Albert Rivera emerge como opción nacional. Toda la clase política española está en alerta. Para bien o para mal, ya hemos empezado 2015, un año que será decisivo y en el que todo parece indicar que, tras las correspondientes citas con las urnas, el poder institucional cambiará de manos y reflejará en pocos meses las nuevas preferencias de los españoles que anticipan las encuestas y que, con todos los matices correspondientes, indican una y otra vez que el bipartidismo tiene los días contados.

En los últimos días hemos conocido los resultados de tres sondeos muy diferentes, patrocinados por El País, la Cadena Ser y La Razón, que, a pesar de atribuir diferentes porcentajes de intención de voto a los distintos partidos, marcan de un modo casi homogéneo una serie de tendencias comunes. Las mismas que dibujan el actual panorama en el momento del inicio de la batalla decisiva que viene.

Ya saben. Quizá el partido más votado vuelva a ser el PP, pero su batacazo va a hacer historia. Y en ningún caso parece que pueda volver a gobernar en solitario, porque ni siquiera alcanzaría la mayoría suficiente para hacerlo en minoría con apoyos puntuales. Así que, digan lo que digan, en Génova y en La Moncloa sólo cuentan con una posible tabla de salvación: el eventual pacto con el viejo enemigo socialista por el bien de España.

Y, en cuanto al PSOE, lo único claro es que ya no constituye una alternativa real de poder. Aunque sí podría aspirar a colocar a unos cuantos altos cargos en algún gobierno. Del PP preferiblemente, claro. Aunque la militancia de base del partido sigue sin entender que no sea posible acercarse más a Podemos y formar una alianza de ‘izquierdas’ en la que también tuviera sitio IU, el aparato, controlado ahora por Susana Díaz, ni se plantea esa posible opción.

Ni unos ni otros está por el cambio. Al contrario. La renovación terminaría con las familias que ahora están instaladas en las cúpulas de las que fueron las dos grandes formaciones políticas españolas de las últimas décadas. Más de uno tendría que afrontar responsabilidades, incluso penales, en una coyuntura hostil. Así que la jugada es evidente. Evitarlo como sea.

Pero el panorama cada vez se le complica más. Contra todos los pronósticos de los asesores palaciegos de cabecera de unos y otros, Podemos, sigue ganando terreno. Aunque sea más lentamente que al principio. Y, para colmo, la campaña de desprestigio y acoso contra el partido de Pablo Iglesias patrocinada por las huestes de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez ha terminado por favorecer a Ciudadanos un inesperado tercero en discordia.

El partido de Rivera empieza a recoger en toda España los frutos de su trabajo y su firmeza en Cataluña. También es un buen refugio para los desencantados de UPyD y esa parte de los antiguos votantes del PP que, sencillamente, no pueden volver a introducir esa misma papeleta en la urna ni tapándose la nariz con unas pinzas.

De modo que la sangría de votos que está debilitando a ojos vistas al partido que ahora Gobierno, acaba de iniciarse por un flanco imprevisto. Y más complicado de cerrar. Aunque habrá quien crea que Rivera y los suyos pueden ser una especie de segunda marca del PP que facilite un futuro pacto alternativo, en el que eventualmente podrían estar también los de Rosa Díez.

Sin embargo, no parece que Ciudadanos vaya a repetir los errores de UPyD. Por lo menos, de momento. Cualquier signo de cercanía actual al PP, incluso en Cataluña, devolvería a las catacumbas a este partido emergente. Y su dirección lo sabe. Así que va a tener mucho cuidado con sus próximos movimientos y va a evitar de todas las formas posibles caer en las trampas políticas que la competencia tiene preparadas.

Y, en cuanto a Podemos, todo parece indicar que se disponen a iniciar el ataque decisivo para ese asalto al poder del que hablaron en su asamblea constituyente. Y que la batalla se va a seguir librando en Internet pero también en el mundo real. Pocas jugadas han aumentado tanto las expectativas de este grupo, como el mitin de Pablo Iglesias en Cataluña. Una intervención que, puso en serios problemas a las fuerzas soberanistas, hasta el punto que desde entonces CiU y ERC no tienen ni idea de cómo seguir jugando la partida.

Por eso, tal vez, estos dinámicos adalides de la ‘nueva política’ hayan decidido repetir la jugada en Andalucía. El último bastión electoral del PSOE y un lugar en el que cualquier partido que aspire a gobernar España necesita tener un buen resultado. Iglesias dará un mitin en Sevilla el próximo 17 de enero. La cita será, además, el primer acto importante del periodo de preparación de la ‘Marcha del Cambio’, la manifestación del 31 de enero, con final en la Puerta del Sol de Madrid, con la que Podemos quiere demostrar su poderío y la inevitabilidad de su ascenso a las alturas.

En Sevilla, Iglesias actuará con Teresa Rodríguez como telonera. La eurodiputada andaluza, supuesta líder del sector crítico a quien, sin embargo, el grupo dirigente del partido va a entregar la batuta en esa región de importancia capital para el éxito del proyecto. Con IU, cada vez más dividida, y una Susana Díaz cada vez más enrocada, el resultado de esta apuesta de Podemos puede marcar el principio del fin del predominio del PSOE en la región.

Y si los socialistas pierden el último bastión que les queda, la situación podría precipitarse. Por eso, nadie descarta que en unos meses, PP y PSOE gobiernen juntos Andalucía con tal de evitar unas elecciones anticipadas que Díaz no podría permitirse ahora. Porque podrían ser las primeras y las últimas a las que tuviera oportunidad de presentarse como cabeza de cartel. Ni más ni menos.

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