Podemos supera el bache

Detrás de la cortina

Podemos supera el bache

El partido de Pablo Iglesias se mantiene líder en la primera encuesta tras los últimos ataques de sus rivales. ¿Están desolados? No necesariamente y, sin embargo, los asesores de comunicación que han diseñado el último, y más espectacular, por el momento, capítulo de la guerra sucia contra Podemos parecen haber cosechado un nuevo fracaso. El apoyo de los ciudadanos al partido de Pablo Iglesias sigue en aumento, sin que las acusaciones, más o menos graves, que se han vertido sobre él e Iñigo Errejón surtan ningún efecto.

Son ya tres semanas de campaña de acoso y derribo y en ese tiempo han aparecido un par de encuestas. Con siete días de diferencia entre una y la otra y resultados bien distintos. La última, publicada por ‘El Confidencial’ un diario ‘on line’ muy poco sospechoso de simpatizar con cualquier opción de izquierdas, vuelve a colocar a Podemos como el partido mejor situado para ganar las elecciones, con la posibilidad de obtener un 29,6% de los votos.

Detrás quedarían el PP con el 26,1%, cifra que vuelve a suponer una caída, aunque el declive se produzca muy lentamente y en tercer lugar, con un desplome que se acelera por momentos estaría el PSOE, con un escasísimo 16,7% de los votos. Nada menos que diez puntos por debajo del porcentaje que le otorgaba ‘El País’ en una polémica encuesta en la que, por segunda vez, en los últimos dos meses, este periódico otorgaba el primer puesto a los socialistas de Pedro Sánchez.

Es obvio que estas cifras pueden variar mucho en un año. También que antes de las elecciones generales están las autonómicas y locales cuyo resultado también puede acelerar algunos procesos o frenar otros. Pero, con todas estas cautelas, por delante, de lo único que no cabe duda es de que, hoy por hoy, Podemos, se ha convertido en la única opción sólida de verdad, en cuánto a la suma de apoyos ciudadanos, más o menos consolidados, que existe en el panorama político español.

En contra de las acusaciones tópicas que suelen realizarse contra este grupo, la verdad es que los ciudadanos tienen muy claro quiénes son, cuál es su estructura de liderazgo y qué es lo que pretenden hacer. Más aún, el giro pragmático que ha supuesto el cambio de objetivos declarados de su política económica parece haber obtenido un buen recibimiento. Quizá hayan perdido apoyos por la izquierda, pero da la sensación de que empiezan a ganar ese centro que tanto ansían.

Mientras sus dos grandes rivales, se debaten en la angustia de quien ha perdido el rumbo. PP y PSOE se agarran el uno al otro como dos dos boxeadores ‘sonados’ que intentan evitar desplomarse sobre la lona. Es lógico. Siguen acosados por las posibles novedades de la justicia, erosionados por una corrupción de altísimos vuelos y más que mayoritaria y cuestionados por su insistencia en modelos de política económica que han empobrecido a la población.

Y si, presuntamente en Podemos hay un sector crítico que cuestiona la mano de hierro con que Pablo Iglesias lidera la organización, lo que sucede en los dos grandes partidos de la ‘casta’ aún es peor. Por esos territorios, la inquietud y la necesidad de evitar un inminente naufragio parecen haber sembrado un nerviosismo en las cúpulas que crece a ojos vista.

Hoy mismo, algunos medios de comunicación han llevado a su portada informaciones que indican que Pedro Sánchez, el recién elegido secretario general del PSOE ya no tiene asegurada su candidatura a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones. Según esta versión, quien fuera su valedora, la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, no ha quedado satisfecha con su trabajo y empieza a pensar en asumir ella el liderazgo nacional del partido.

¿Serían posibles estos movimientos si Sánchez estuviera llevando al PSOE a esa remontada que algunos predijeron? Evidentemente, no. Sin contar con que también dentro de este partido hay grupos que se sienten más que incómodos con la participación socialista en el frente ‘antipodemos’. Son los pocos que aún tienen un corazón socialdemócrata y, por lo mismo, preferirían pactar con Pablo Iglesias que terminar recibiendo el abrazo del oso del PP en una gran coalición.

Y en el PP pasa algo parecido. Ya empiezan a ser legión las voces que se atreven, de momento siempre protegidas por el anonimato, a cuestionar a Mariano Rajoy. Hasta se abren debates sesudos sobre la imposibilidad de completar la regeneración democrática si el todavía presidente del Gobierno se mantiene en su puesto.

Hay líderes regionales nerviosos que se han puesto en campaña sin haber sido investidos todavía, como ese dinámico dúo que forman Ignancio González y Esperanza Aguirre que, sin miedo a los chaparrones y a su cercanía a famosísimo casos de corrupción ya andan pidiendo el voto en los entornos más conservadores de su feudo madrileño, en el enésimo dolor de cabeza que le proporcionan a un Rajoy que tampoco parece dispuesto a marcharse por el mismo camino que lo han hecho ya Juan Carlos I y Alfredo Pérez Rubalcaba.

En este contexto, parece que claro que, por ahora, Podemos ha superado con un aprobado alto el último examen público al que se ha enfrentado como consecuencia de los ataques de sus rivales. Entre otras cosas porque no han perdido la calma y, por muy extraño que parezca, los líderes de este partido son los únicos que parecen tener claro hacia dónde van. Y eso es, probablemente, lo que empieza a detectar un electorado de centro izquierda que se había quedado huérfano.

Más información