Tiempo de relevos

Política

Tiempo de relevos

Dimitió el papa Benedicto XVI, hecho insólito si recordamos, y desde ese momento el ejemplo no ha cesado de cundir entre los dirigentes de nuestro país. Para que luego en España digan que ya no vamos detrás de los curas y acabó cediendo la presidencia episcopal Rouco Varela. Dimitió el papa Benedicto XVI, hecho insólito si recordamos, y desde ese momento el ejemplo no ha cesado de cundir entre los dirigentes de nuestro país. Primero lo hizo el Rey Juan Carlos, abdicando en su hijo Felipe VI; luego fue el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba y tomó el relevo el treinta añero Pedro Sánchez, y ahora lo acaba de anunciar el coordinador de Izquierda Unida, Cayo Lara.

Queda Rajoy como el veterano resistente a los ácidos de la política, curiosamente el más deteriorado en su imagen pública de todos. Las encuestas, que nunca le fueron especialmente propicias, ahora se le han vuelto demoledoras. La molicie que se le atribuye en su pasividad ante el problema catalán, la corrupción y la persistencia en mantener en el Gobierno a ministros tan inútiles como Ana Mato, se vuelven demoledores para su imagen pública.

Fuera del poder, hasta el incombustible Arturo Fernández, parece que por fin los escándalos variados le han obligado a poner fecha de caducidad a la presidencia de los empresarios madrileños y la presidenta de Navarra ha anunciado que no se presentará a la reelección. La excepción es José Antonio Monago que a pesar de haber sido pillado viajando de gorra y mintiendo como un descosido, lejos de abandonar anticipa que repetirá como candidato del PP en Extremadura.

Tampoco parece que esté buscando un sucesor ni se plantee tirar la toalla, repito, ante las próximas elecciones el propio Presidente. Mariano Rajoy parece sentirse bien en su cargo, a pesar de las incomodidades que debe de proporcionar estar en el pin, pan pum de la opinión pública. El es un español de los de verdad, de los que no quedan, de los que cuando oye hablar de dimitir, comenta que dimitan ellos. Los ejemplos cuando son buenos para los demás están para no secundarlos.

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