Analistas políticos y periodistas han reconocido en Twitter la habilidad del presidente del Gobierno para dejar en evidencia al ministro de Justicia. Mariano Rajoy lleva años siendo una de las figuras públicas españolas que más tomates (públicos) ha recibido desde eso que algunos llaman “el pueblo”. Hay que reconocer que por méritos propios. Aquella gran evasión del Congreso para despistar a los periodistas, las famosas pantallas de plasma como método para imponer una distancia emocional entre él y la crisis desatada en su Gobierno por Luis Bárcenas o, en lugar más reciente, aquel extenso comentario ante las cámaras sobre la final no disputada por España del Mundial al tiempo que se escapaba de cuestiones de interés nacional han ayudado a erigir ese púlpito de catador de verdura pasada.
Y sin embargo el que parecía estar en un puesto que aparentemente le venía enorme por accidente va sobreviviendo a todo tipo de tormentas y tempestades. Superó a todos sus rivales cuando José María Aznar decidió jubilarse –posteriormente, silenció a Aznar cuando éste quiso reincorporarse- y, una vez en la Presidencia del Gobierno, se las ha arreglado para pulirse poco a poco, con tiento y con esmero, a sus principales rivales internos. A saber y sobre todo: Esperanza Aguirre y, hace apenas unas horas, a Alberto Ruiz-Gallardón.
El antaño carismático alcalde de Madrid no ha terminado de cuajar en un Ministerio de Justicia que le ha retratado a la fuerza. De aquel político refrescante que seducía, incluso, a votantes habituales de IU ha quedado un rostro que, una vez en carne viva, evidencia los principios conservadores (apostólicos y romanos) del susodicho. Su gran apuesta era sacar adelante la llamada Ley del Aborto. Y Rajoy –“Maquiavélico Rajoy”, como le han bautizado algunos usuarios en Twitter inspirados por la columna que José Antonio Zarzalejos firmó la pasada primavera en El Confidencial– se la acaba de tumbar. Que no hay consenso suficiente como para llevarla adelante, dice. Te he ganado la mano así que quítate de mi vista, han sabido leer en la popular red social.
En defensa de Gallardón han salido algunos sectores del PP, quienes ya han pedido incluso protestas en la calle. Pero son mayoría los que, sin embargo, empiezan a plantearse que quizá el actual presidente sea menos afortunado y más vigilante de lo que, a priori, ha podido parecer a tantos.
