Podemos se prepara para conquistar Madrid

Detrás de la cortina

Podemos se prepara para conquistar Madrid

Las próximas elecciones autonómicas y locales medirán la verdadera fuerza del movimiento que lidera Pablo Iglesias. El pasado 15 de septiembre, Podemos inició oficialmente los trabajos de la ‘Asamblea Ciudadana Sí Se Puede’, un cónclave constituyente en el que el movimiento que lidera Pablo Iglesias definirá sus principios político, éticos y organizativos, como paso previo a la elección de una suerte de ‘comisión ejecutiva’ que se encargará de gestionar el día a día de este grupo político y, previsiblemente, de facilitar el camino que puede llevarles a ‘tocar’ poder en las instituciones democráticas.

Pero el arranque formal de este proceso se produce tras un verano muy intenso de debates, realizados en asambleas itinerantes y también tras la consolidación de un grupo ‘dirigente’ formado por los 25 miembros de la lista cerrada que presentó Iglesias a las elecciones en las que debía elegirse el equipo de coordinación de estos trabajos.

Un grupo en el que ya destacan figuras como Luis Alegre o Pablo Echenique y que, a falta de la correspondiente ratificación, previsiblemente, seguirá, quizá con algún cambio, a la cabeza de la organización en los próximos meses. Entre otras cosas porque han acumulado ya una experiencia que le vendrá muy bien a este joven movimiento para encarar el complicado futuro al que se dirigen.

De momento, el primer reto que aparece en el horizonte son las elecciones autonómicas y locales. Una cita importante para saber si las urnas confirman ese crecimiento en el apoyo electoral que reflejan desde hace tiempo todas las encuestas y si, verdaderamente, esta ‘banda de populistas’ a la que tanto temen tanto el PP como el PSOE es o no una alternativa real para terminar con el bipartidismo imperante en los últimos años y conseguir, por fin, que los ciudadanos tengan unos representantes dispuestos a defender los intereses de quien les ha votado y no los suyos propios o los de ese poder en la sombra que tanto partido está sacando de la crisis.

La principal incógnita que parece preocupar a los medios de comunicación en estos días, se relaciona con los posibles pactos que este grupo y el resto de las formaciones de izquierdas que, supuestamente, compiten por el mismo tipo de votante, y defienden propuestas más o menos similares, están dispuestos a hacer. Si será o no será real, en fin, esa convergencia de la que se habla, ‘por ejemplo’, en IU se concreta en candidaturas plurales, del estilo de los modelos ya establecidos en Madrid y Barcelona por esas coaliciones mestizas que se autodenominan con el nombre de ‘Ganemos’.

Lo cierto es que ni siquiera ha hecho falta que esas intenciones se concreten para todos los partidos tradicionales, los representantes de la ‘casta’, que dirían algunos, hayan tomado unas posiciones en el tablero, claramente condicionadas por el aluvión que se les viene encima, lo que demostraría que el arrastre que se les supone a esas posibles coaliciones es incluso mayor en esas encuestas internas de intención de voto que manejan todos los partidos en estos tiempos preelectorales.

Y, aunque todas la batallas van a ser decisivas, esta vez, la pelea por Madrid va a ser una de las claves del futuro político. Porque si Podemos y sus aliados conquistan la capital de España, sea cual sea el formato en el que concurran a las elecciones, el cambio empezará a consolidarse. Y, por supuesto, esto es algo que los dos grandes partidos saben perfectamente. Por eso, esta vez van a tener que tomarse muy en serio lo qué ofrecen a los ciudadanos en este territorio y cuáles son las personas a las que colocan al frente de las candidaturas que presentan.

Algo que, sin embargo, Podemos todavía no tiene prisa por desvelar. No le hace falta. A pesar de las acusaciones de populismo que le llegan desde todos los ángulos del mapa político, los dirigentes de este movimiento se sabe, perfectamente que, en realidad, no son quienes más tienen que perder en el envite. Mientras que al grupo de Pablo Iglesias le bastaría con obtener una presencia más o menos relevantes en las instituciones madrileñas a sus rivales sólo les vale la victoria. Y no la tienen fácil.

Sobre todo al flamante secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que, además, es un diputado electo por la capital de España. Si su partido se pega un batacazo en Madrid su liderazgo recién estrenado empezaría a ser discutido y sus posibilidades de convertirse en candidato a la presidencia del Gobierno menguarían sustancialmente. Y los socialistas madrileños, no lo olvidemos, van a tener que luchar contra la hipoteca que supone para ellos la antigua relación de Sánchez con la Caja Madrid que presidió Miguel Blesa, de la que fue consejero en ese momento clave en que, entre otras cosas, se aprobó la compra de un polémico banco en Florida o la famosa emisión de preferentes que arruinó a un montón de clientes confiados.

Pero tampoco los populares, ya sin el peso de una posible candidatura a la Alcaldía de Ana Botella, lo tiene nada fácil. Además de la evidente división que ha cundido entre sus filas, si en este momento hay un partido que en un ámbito regional ilustre claramente que es la ‘casta’ y cómo funcionan esas famosas puertas giratorias entre la política y los negocios es el PP madrileño, con el que sólo podrían rivalizar en este sentido sus colegas valencianos.

Así que harán bien Podemos y sus posibles aliados en no precipitarse y marcarse los tiempos políticos que consideren adecuados. La urgencia la tienen otros. Esos que saben perfectamente, aunque no lo reconozcan en público, que sus horas están contadas. Esos que están tan desesperados que hasta buscan votos en los programas de la prensa del corazón. Esos que un día están dispuestos a terminar con el maltrato animal en las fiestas populares y al siguiente niegan que tengan pensado prohibir las corridas de toros. Esos verdaderos populistas cuyo manual político parece fotocopiado de los libros de cabecera del ‘peronismo’ más rancio.

Más información