Los aviones brillan por su ausencia en el aeropuerto de Castellón, pero los vecinos de Benlloch temen un inminente aluvión en plena temporada de ‘gota fría’. Mientras el aeropuerto de Castellón sigue sin haber recibido un solo avión, sus vecinos se preparan para recibir su primer aluvión. Y no será de pasajeros. La falta de mantenimiento para las instalaciones del aeródromo ha provocado el colapso del sistema de evacuación de aguas y ya se temen inundaciones en caso de lluvias torrenciales.
Así lo ha denunciado el alcalde de Benlloch, municipio castellonense en cuyos terrenos se levanta el polémico aeropuerto. El socialista Ángel Ribes ha advertido que la “degradación” del aeródromo y sus instalaciones suponen un claro riesgo para los vecinos de la localidad que él rige. Denuncia que desde que hace tres años se terminaron las obras, nadie se ha molestado en constatar que cada vez que llueve, todo el agua se vierte al barranco de Llacunes.
No obstante, la falta de actividad en un aeropuerto para el que ni siquiera el presidente valenciano ve una fecha clara de apertura arroja otras amenazas para Benlloch. Según denuncia su edil, hay vallas y material de obra abandonado junto a varios barrancos naturales de su entorno, con el consiguiente “riesgo económico” que supondría que algunas zonas de cultivo agrícola se vieran afectadas en caso de ‘gota fría’, ha subrayado.
Mientras tanto, Alberto Fabra dice que en lo único que puede afectar el aeropuerto al pueblo al que por varios años se le ha retrasado el pago del impuesto sobre bienes inmuebles (IBI) por parte de la Generalitat es “en generar riqueza y empleo”. Sin embargo, los aviones siguen sin llegar y la empresa canadiense Lavallin, adjudicataria de la infraestructura sigue sin saber cuándo empezarán a hacerlo.
