Las balanzas fiscales o “Madrid y Cataluña tienen más cuento que Calleja”

Chismes y apuntes

Las balanzas fiscales o “Madrid y Cataluña tienen más cuento que Calleja”

Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda

Ángel de la Fuente, encargado de explicar a los medios las Cuentas Territorializadas, desvela en El País sus esfuerzos porque la noticia no sea los miles de millones de déficit que tiene Madrid y Cataluña. “Si de lo que se trata es de épater al personal, el titular correcto no sería ‘España nos roba a los catalanes y madrileños’, sino ‘Los gobiernos regionales de Madrid y Cataluña tienen más cuento que Calleja». Así lo señala en las páginas de El País Ángel de la Fuente, uno de los autores de las balanzas fiscales y el encargado ayer de explicar este sistema ante los medios de comunicación.

Según desvela De la Fuente, “llevo seis meses librando una batalla complicada”. “Periodista al que pillo por banda, periodista al que intento convencer de que el día que se publiquen las benditas Cuentas Territorializadas la noticia no deberían ser los muchos miles de millones a los que ascienden los déficits fiscales de Madrid y Cataluña, sino los pocos motivos justificados de queja que hay detrás de tantos ceros”, afirma este economista en un artículo en el que destaca que el titular correcto sería ‘Las cuentas territorializadas revelan problemas de equidad territorial de una magnitud manejable’.

En sus esfuerzos por convencer a los periodistas, De la Fuente señala que “los saldos fiscales regionales no son para nada un buen indicador de la existencia de sangrantes injusticias en el reparto de los recursos públicos -y menos aún una razón convincente para liarnos a tortas”.

El saldo fiscal de un territorio con la Administración Central, explica uno de los autores del informe sobre las balanzas del Ministerio de Hacienda, “es la diferencia entre lo que sus residentes reciben de esa Administración y los impuestos que soportan para financiarla”. Una cifra que “se ajusta de una forma que neutraliza los efectos del saldo presupuestario de la Administración y hace que los saldos fiscales de las distintas regiones sumen a cero, lo que nos da una idea más clara de la dirección y magnitud de los flujos redistributivos”.

Según De la Fuente, el problema con los saldos fiscales, “neutralizados o no, es que son el resultado de sumar y restar un montón de cosas muy distintas”. Y es que, en el cálculo “entran, revueltos y en tropel, todos los impuestos, tasas y otros ingresos estatales, el gasto en bienes públicos puros como la defensa o las relaciones exteriores, las pensiones y prestaciones por desempleo, las subvenciones a empresas y sectores, la inversión en infraestructuras y la financiación de las Administraciones territoriales, que luego pagan servicios como la sanidad y la educación”.

En este extenso artículo en El País, De la Fuente trata de responder cuestiones como si “¿Está o no bien repartida la tarta pública?”. En su opinión, “parece bastante claro que los saldos fiscales regionales no son un buen instrumento para responder a esta pregunta porque, en realidad, no hay una tarta sino muchas, y cada una de ellas ha de repartirse con criterios diferentes”.

Para él, una forma “más satisfactoria” de abordar el problema es clasificar los gastos e ingresos públicos en partidas de naturaleza similar (impuestos, prestaciones sociales, financiación regional, inversión en infraestructuras, servicios generales, etcétera) y analizar cada una por separado. En su opinión, “mientras se aplique un criterio uniforme en todo el país, de forma que dos ciudadanos en las mismas circunstancias económicas y familiares paguen o reciban lo mismo con independencia de la región en la que residen, el sistema podrá ser bueno o malo, pero no genera un problema de inequidad territorial”.

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