A seguir con los milagros

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A seguir con los milagros

La versión idílica del mercado laboral que difunde la ministra Fátima Báñez es casi un insulto para los ciudadanos españoles, azotados por el paro. En los últimos tiempos, da la sensación de que a muchos dirigentes del PP, con la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, a la cabeza, se les ha ido un poco la mano en el intento de transmitir a los ciudadanos la idea de que la economía española ha empezado a dejar atrás la crisis. Tanto es así que, en ocasiones, el contraste entre sus declaraciones ‘triunfalistas’ y la realidad es casi doloroso para los más desfavorecidos.

Eso sucedió, por ejemplo, el pasado miércoles, cuando Báñez protagonizó uno de los episodios más alucinantes de los que hemos podido tener noticia. La ministra era la oradora estrella de un acto con empresarios organizado por el PP valenciano en Elche, en el que también intervino Alberto Fabra. Y lo tenía francamente difícil, porque ese mismo día se habían publicado varios informes que ponían seriamente en duda la visión idílica de España que ella se empeña en difundir.

Los españoles se habían desayunado con una estadística de Eurostat que demostraba que siete de las diez regiones de la Unión Europea (UE) con más parados están en nuestro territorio. Además, un estudio de la ONG internacional Save the Children reflejaba que España es el segundo país de Europa cuyas políticas sociales han sido menos eficaces para combatir el aumento de la pobreza infantil en una clasificación donde sólo nos supera Grecia. Y no por mucho.

Sin embargo, estas ‘minucias’ no le estropearon el día a Báñez que encaró sus discurso en Elche en su línea habitual. Si acaso, incluso estuvo más creativa que en otras ocasiones. Según su versión de los hechos , España «lidera la creación de empleo en Europa», es la gran protagonista en este campo y vive un momento especialmente dulce en el que la recuperación va «sobre ruedas».

Para defender este discurso alucinado, la ministra no dudo en mezclar diversas estadísticas, sin relación entre sí, ni en maquillar los datos. Asía recurrió a cifras parciales de Eurostat, a unos cuantos números extraídos de la última Encuesta de Población Activa (EPA) y, finalmente, redondeó la faena con una versión muy particular de una estadísticas sobre la tasa de empleo publicadas ese mismo día por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Entre otras lindezas de la misma clase, Báñez dijo en Elche que, según la OCDE, «tenemos el privilegio de ser junto a Japón el país en el que más crece el empleo». Y esa sería la «nueva realidad española: menos paro, más empleo y el inicio de la recuperación». Un bello panorama que lamentablemente no es en absoluto cierto. De hecho, ni siquiera lo es que esas conclusiones puedan sacarse del informe al que hizo referencia.

Según esos datos, la tasa de empleo española está situada en el 54,6%, nada menos que 10,7 puntos porcentuales por debajo de la media de los países de la OCDE. Y 10,3 menos que los que marcaba en el segundo trimestre de 2008, cuando el estallido de la crisis empezó a reflejarse en este dato. El único aspecto favorable del informe, exagerado por la ministra de un modo casi deshonesto, es que en el cuarto trimestre de 2013 el guarismo se ha elevado cuatro décimas, tres más de lo que ha aumentado el promedio de los países de la Organización.

Pero, ni siquiera en este aspecto ha tenido el mejor comportamiento del conjunto. Tampoco Japón. De hecho, ambos países han ocupado el séptimo lugar en esta clasificación. El liderazgo ha correspondido a Suiza, cuya tasa de empleo mejoró nueve décimas en ese periodo. Y también han superado a España Hungría, México, Nueva Zelanda, Portugal e Irlanda. Estos últimos dos países, además, cuentan con unas tasas de empleo superiores a la española (62% y 61,3%), respectivamente.

Es tal la evidencia que cuesta comprender qué informe han leído Báñez y sus asesores. No parece que sea el mismo. Cierto que estamos en plena campaña de las elecciones europeas y la exageración es moneda común entre los políticos de todas las tendencias en esos momentos. También que la ministra dirigía estas declaraciones a ese grupo irreductible de votantes del PP con el que comparte un mismo ‘microcosmos’ feliz. Pero, como decíamos al principio de este artículo, parece que se le ha ido bastante la mano y que su actitud roza el insulto ante la dureza de una situación que ha empobrecido severamente a la mayoría de los españoles.

No está en nuestro ánimo dar consejos a nadie y, sin embargo, nos parece que Báñez, una conocida devota de la Virgen del Rocío, haría bien en volver a poner la política laboral bajo la advocación directa de Nuestra Señora y su conocida capacidad ‘milagrera’. Ese discurso, resultaría mucho más creíble y menos insultante que el que ahora propaga, cuando recurre a inventarse las cifras macroeconómicas, maquillar las estadísticas y presentar unos presuntos números que avalarían la realidad paralela en la que vive.

Cierto que este tipo de declaraciones, si se realizan como bromas destinada al consumo de los parroquianos de una barra de bar quizá no estén mal del todo. Pero alguien debería haberle recordado a la ministra antes de su intervención de Elche, que todavía faltan unos cuantos meses para el día de los Santos Inocentes. Y que, por ahora, los españoles no están para demasiadas fiestas. Por mucho que a ella le parezca lo contrario.

Aunque, a lo mejor lo único que sucede es que, puesto que estamos en Semana Santa y Báñez es una experta en la liturgia y la devoción católica, ha querido aprovechar estas fechas tan señaladas para desvelar la parte del Misterio de la Pasión que más preocupa hoy a los españoles y que, por supuesto, se relaciona con el paro.

Y quizá por eso, la ministra, se ha lanzado a dar sus propias explicaciones sobre un asunto de tanta trascendencia y que requiere de la inspiración divina que ilumina sus reflexiones para poder ser comprendido en su verdadera magnitud.

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