¿Intenta imponer Draghi el ‘lenguaje de señas’ a los mercados?

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¿Intenta imponer Draghi el ‘lenguaje de señas’ a los mercados?

El presidente del BCE parece querer imitar algunas de las fórmulas utilizadas en su día por Alan Greenspan. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), el italiano Mario Draghi, está resultando tan respetuoso como era de esperar para con el sentir de Bruselas que impone Berlín y, a pesar de lo que algunos esperaban, no se ha atrevido, por el momento, a anunciar desde la institución ninguna iniciativa destinada a estimular la economía del Viejo Continente.

Y es así, aunque los halcones alemanes han empezado a bajar el vuelo y hasta parecen dispuestos a estudiar, sin darse demasiada prisa, algunas alternativas al ‘austericidio’. La única estrategia que, hasta ahora, se ha podido aplicar en la Unión Europa (UE) por culpa de su estricta vigilancia, sin que hayan importado demasiado ni los padecimientos de la población de los países periféricos, ni la falta de resultados obtenidos.

Quizá porque esa tendencia, que parece emerger, no está consolidada aún y no se ha detectado con fuerza suficiente la aquiescencia al respecto del entorno de la canciller Angela Merkel. En especial del conservador equipo económico que sigue instalado en el Gobierno teutón, controlado desde 2009 por Wolfgang Schäeuble que conserva la cartera de Finanzas y desde allí, se mantiene como inspirador y garante de la continuidad de los recortes.

Además, la cautela de Draghi también viene impuesta por la imposibilidad de saber que opinan sobre este y otros asuntos, los socialdemócratas alemanes, en su condición de nuevos socios indispensables para la estabilidad y continuidad del Ejecutivo de la canciller. De momento, su máximo representante, Sigmar Gabriel ese casi flamante ‘superministro’ de Economía y Energía se ha limitado a guardar silencio sobre el particular.

No obstante, y quizá recordando la vieja escuela que impuso en su día Alan Greenspan, el hombre que presidió la Reserva Federal de EEUU (FED)en los años de formación de la gran burbuja financiera, Draghi parece haber sido capaz de iniciar un diálogo con los mercados basado en un lenguaje de señas y sobreentendidos bastante similar al que practicaba en su día el estadounidense.

Así, en su comparecencia pública del pasado jueves, Draghi se limitó a decir que «El Consejo de Gobierno del BCE se ha comprometido por unanimidad a usar instrumentos no convencionales para hacer frente a los riesgos de un periodo prolongado de baja inflación».

Un discurso poco comprometedor del que los expertos señalan sobre todo la palabra ‘unanimidad’ como una forma velada de demostrar que Alemania, por medio de sus representantes en la Autoridad Monetaria, también apoyaría esas posibles medidas excepcionales.

De momento, el truco parece haber funcionado, aunque es pronto para saber si los efectos de este nuevo discurso serán tan prolongados y beneficiosos como los que tuvo aquella famosa frase: «haremos todo lo que sea necesario para salvar al euro» que Draghi pronunció a finales de julio de 2012. Entonces, con eso fue suficiente para que las primas de riesgo de unos cuántos países, entre ellos España, bajaran de las alturas e iniciaran un descenso que todavía se prolonga.

Esta vez, también las primeras reacciones han sido prometedoras. Las grandes bolsas europeas, con la única excepción de Londres que bajó un poco, subieron tras el discurso del presidente del BCE y la tendencia se mantuvo, con algo más de moderación en la última sesión de la semana.

Habrá que ver si en los próximos días los mercados siguen por ese camino y aumentan aún más su actividad compradora o si está vez no tienen suficiente con la simple amenaza velada que, por ahora, les ha lanzado Draghi.

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