El portavoz adjunto de JxCat, Eduard Pujol, desató la polémica esta semana con sus palabras sobre la situación de la Sanidad en Cataluña. En su opinión, hablar sobre las listas de espera no es lo “esencial”. “A veces nos distraemos con cuestiones que no son las esenciales. Que si 85 días de lista de espera, que si tendrían que ser 82…”, afirmó el martes en Ràdio 4, según recogieron varios medios. La realidad, tal y como denuncian los médicos, es mucho peor. En esta comunidad hay 154.686 personas a la espera de ser operadas.
Según los datos publicados por el Ministerio de Sanidad a 30 de junio, los pacientes en lista de espera en Cataluña multiplican por tres a los que hay en Madrid, que ostenta el tercer lugar en este ranking con 52.407. Entre ambas, se encuentra Andalucía con 65.615, también muy lejos de la comunidad gobernada por Quim Torra.
La tasa de pacientes en espera por 1.000 habitantes para pasar por quirófano en tierras catalanas es del 21,44%. Está a la cabeza de España con mucha diferencia respecto a Extremadura, con un 19,97%; y Murcia, con un 18,50%.
Respecto al tiempo medio de espera, Cataluña se encuentra en el ‘top 3’, según el informe de Sanidad, con 132 días. Solo se ve superada por Canarias (147 días de espera) y Castilla-La Mancha (137). La media nacional se sitúa en los 93 días, esto supone 39 menos que en la región catalana. La situación no mejora si nos fijamos en el porcentaje de pacientes con más de seis meses de espera por especialidades. La comunidad manchega encabeza esta lista con el 27,5% seguida de Cataluña con el 22,9%.
Esta comunidad también tiene el dudoso honor de tener el mayor número de pacientes pendientes de una primera consulta de España. A 30 de junio había 282.042 personas en esta situación, casi 110.000 más que en Madrid y en torno a 60.000 más que en Andalucía.
Todas estas cifras reflejan la imagen en la que está la Sanidad en Cataluña, cuyos médicos están en pie de guerra con una huelga de la atención primaria y de la sanidad concertada, que está poniendo contra las cuerdas a la Generalitat. Sus protestas, unidas a las de los bomberos y estudiantes han desatado la tensión en las calles de Barcelona y sumido al Govern en una profunda crisis social.
