Estabilidad financiera global

Tribuna

Estabilidad financiera global

Intencionalmente, voy a excluir del análisis las influencias de situaciones y manejos del momento mundial.

Bola del mundo hundiéndose

El tema aparece en la agenda global como fantasma recurrente. En lo que toca a la influencia de la Criptoeconomía en una eventual inestabilidad, el FMI y el FSB del G20 se han encargado de imponer la opinión de que aún no es un problema. Empero, en términos generales, y como asunto de la agenda del largo plazo, aparece tímida, y a veces indirectamente, en la preocupación de las organizaciones e instituciones de actuación global, como el Foro Económico Mundial (WEF). Intencionalmente, voy a excluir del análisis las influencias de situaciones y manejos del momento mundial. Los populismos, el proteccionismo, la desinstitucionalización, las guerras comerciales, los retrocesos en las relaciones internacionales y otros factores «contingentes» abonan al movimiento del fenómeno; pero, no son lo que más interesa a este artículo. Nos importan más los silencios que los ruidos. En vez de lo que pasa, procuramos lo que debe hacerse para que no pase lo que no queremos.

Y es así, porque nuestro campo lo abordamos con explícita intención metodológica a fines éticos, concretados por medio de la formulación política y el diseño estratégico para las tareas de desarrollo, base legal y normativa regulatoria de la Criptoeconomía, con el amplio reconocimiento de los procesos que definen su entorno y la influyen. En nuestra tarea ahora, para lo criptoeconómico, prima lo permanente sobre lo incidental.

No es, por mucho, es verdad, la agenda principal de los ya muchísimos practicantes en el campo criptoeconómico; pero, sí de la responsabilidad de quienes asumimos el árido tema de su Deontología. Valga la referencia de que en la Criptoeconomía no somos ni «traders», ni mineros, ni agentes de ningún proceso de la economía real; sino analistas y formuladores de su naciente cuerpo científico y del conjunto de derivaciones prácticas a partir de su procura.

Y es que pasa que un fantasma recorre el mundo de la banca, las finanzas y los negocios e instituciones conocidos. Y que un poderoso concepto económico establecido comienza a resquebrajarse. La disrupción tecnológica y económica a partir de Bitcoin y sus potenciales concreciones en el mundo de los negocios e instituciones asoman la posibilidad de un contexto y unos medios financieros de orden superior al actual, a los fines del bienestar general, y el advenimiento de un proceso de cambio plagado de amenazas para el orden establecido.

Frente a ello insistimos en nuestra aproximación heurística: partimos, como también lo hace el WEF, de consideraciones éticas y exigencias de formulación política; en nuestro caso, para manejar conjuntamente los fines de desarrollo, base legal y normativa regulatoria, para el mejor desarrollo del nuevo campo económico. Pero, que permearán todo el mundo de las finanzas, la banca y lo monetario.

Porque es que desarrollar nuevas leyes y regular no es solo atender riesgos, ni superar males: es también maximizar resultados, en unas áreas definitivamente novedosas: las innovaciones disruptivas en las prácticas económicas, una nueva forma de dinero digital, cambios radicales en el modelo bancario, mejoramiento integral de los flujos transfronterizos, empoderamiento de los productores y consumidores frente al mundo financiero, etc.

Hoy por hoy, diversos «tanques de pensamiento» listan, revisan y formulan alrededor de la creciente importancia del dinero digital, la tecnología disruptiva de la Blockchain y sus múltiples implicaciones, la posibilidad de acceso y manejo universales de los recursos financieros, la afectación de la intermediación financiera conocida, etc., y sus implicaciones en el progreso, estabilidad, riesgos, apertura, capacidades tecnológicas, exigencias de leyes y regulación, modos de gestión de crisis y, de nuevo, un largo etcétera.

Y no, no bastan la gobernabilidad, como entendida hasta ahora, y las definiciones estratégicas actuales sobre los cometidos futuros del Estado. La Deontología -y

no sólo la crematística- debe ser un componente explícito de una nueva gobernabilidad, la definición de políticas y las elaboraciones estratégicas. Es lo que me dicen mis ejercicios prospectivos: 1) manejo global, 2) dos niveles participativos: el general y el específico al asunto y 3) un «barrido» constructivo de las líneas de acción que plantean exigencias de políticas y estrategias.

El Foro Económico Mundial y el entero ecosistema institucional global deben incorporar las exigencias de definiciones deontológicas como parte de las tareas de gobierno y participación ciudadana en la definición del futuro de la gobernabilidad en lo que toca a la Criptoeconomía, la Economía Digital, el Sistema Financiero y Monetario y la prospectiva económica toda.

***Santiago J. Guevara G., es economista venezolano, experto en Prospectiva, Estrategia y Gestión. Profesor universitario jubilado. Ejerce la Coordinación Adjunta de la Materia Interescuelas de FACES-UC (Universidad de Carabobo) en «Gerencia y Finanzas de Criptomonedas y Criptoactivos» y es facilitador del Diplomado en Criptomonedas del Ceate-FACES-UC. Es líder promotor del «Grupo de Deontología de la Criptoeconomía», basado en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo

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