La concentración de empresas y el abandono de los sindicatos estancan los salarios

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La concentración de empresas y el abandono de los sindicatos estancan los salarios

Dos estudios muestran cómo el menor número de empleadores en Estados Unidos ha frenado el crecimiento de los salarios en las últimas décadas mientras aumenta la productividad.

Trabajador trabajo paro

El estancamiento de los salarios tiene una nueva y a la vez vieja explicación: la concentración empresarial y el concepto de monopsonio. Según un estudio publicado este mes de febrero en el Nacional Bureau of Economic Research (NBER) sobre el mercado laboral estadounidense, a mayor fortaleza de la empresa más difícil lo tiene el trabajador para ser competitivo y lograr mejores salarios, a pesar del aumento de la productividad que logran estas compañías.

El análisis viene a confirmar la tesis de otro estudio publicado en diciembre, en la misma línea y con la participación de un investigador español. sobre los posibles motivos del frenazo salarial en el país norteamericano a pesar del aumento productivo. Ambos trabajos consideran que la gran concentración empresarial desde la década de los 70 congela el aumento de sueldos al convertir al empleado en objeto de deseo de pocos empleadores.

Al otro lado de la balanza del monopolio, el monopsonio es la situación en que hay un solo comprador para determinado producto o servicio, algo muy común en sectores el armamento o las infraestructuras. Pero ¿qué ocurre cuando el mercado laboral se convierte en uno? Menos empresas compitiendo por trabajadores tienden a imponer condiciones que el empleado no puede negociar porque no hay más empleadores a los que acudir.

Esa es, al menos, la tesis de los dos análisis sobre por qué los salarios no aumentan al ritmo de la productividad en las últimas décadas. Bajo el título “Empleadores fuertes y empleados débiles: ¿Cómo afecta la concentración empresarial a los sueldos?”, Efraim Benmelech, Nittai Bergman, Hyunseob Kim usan datos del censo estadounidense entre 1977 y 2009 con los que revelan al menos cinco hallazgos: en primer lugar, que la concentración de empresas a nivel local no para de crecer:

A continuación, apuntan que el poder del “monopsonio en el mercado laboral” mantiene una relación negativa con los salarios: las empresas tienen más poder para frenar las subidas de sueldos mientras más concentrado es el mercado, y el fenómeno también aumenta con el paso del tiempo.

La tercera pata del estudio sostiene que el efecto negativo de la fusión empresarial sobre las rentas de los trabajadores es más fuerte cuando las tasas de sindicación son más bajas. Sobre el misterio de por qué no crecen los salarios al aumentar la productividad de las empresas, los investigadores mantienen que el crecimiento de los sueldos es más fuerte cuando los mercados laborales están en más manos, es decir, menos concentrados.

Por último, también analiza la exposición a la competencia china como causante de la tendencia a la compresión de empresas, de manera que cada vez haya menos companías contratando a los mismos trabajadores. «Estos cinco resultados enfatizan el rol de los monopsonios del mercado de trabajo a nivel local a la hora de influir en el comportamiento de los salarios, y pueden explicar parte del estancamiento de sueldos en EEUU durante las últimas décadas” concluye el estudio.

¿Y en España?

Según el estudio previo, publicado en diciembre bajo el título “Concentración del mercado laboral”, las fusiones de compañias en EEUU impiden que el trabajador cobre tato como produce gracias a otros factores como la mecanización del trabajo o las crecientes tasas de paro por sucesivas crisis económicas. Todo ello pervierte la relación entre la productividad de las empresas y los sueldos.

España también ha vivido fuertes procesos de asimilación y fusión empresarial, pero mantiene un tejido preeminente de pequeñas y medianas empresas, con lo que el escenario se distancia del estadounidense. Sin embargo, es probable que los mismos efectos se estén dejando ver en ciertos sectores: la realidad es que los sueldos no suben, tampoco en España, al nivel de la productividad. El salario medio bajó en 2016 por primera vez desde la crisis.

En este contexto, no hay que desdeñar el papel de la reforma laboral, que dota de mayor poder a las empresas permitiéndoles imponer sus convenios frente a los del sector, así como la disgregación de la lucha sindical y, en general, el desplome de afiliación. No en vano los sindicatos españoles sufrieron la fuga de unos 600.000 afiliados durante la crisis. Aunque llevan dos años con el número de socios al alza, se han recuperado alrededor del 10% de los empleados que abandonaron las plataformas sindicales en la última década.

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