España no es país para jóvenes

Especial 26 Aniversario

España no es país para jóvenes

El desempleo, el problema de la vivienda, la fuga de cerebros, la precariedad laboral y el problema de las pensiones son características arraigadas a la juventud española.

Jóvenes estudiantes

“Los jóvenes españoles, los más pesimistas del mundo sobre su futuro laboral”. El titular saltó el año pasado. Una encuesta mundial realizada por Adecco en 2016 desvelaba la pesadumbre que inunda a esta generación. Cuatro de cada diez jóvenes creen que tardarán más de un año en encontrar trabajo. Seis de cada diez ven su futuro fuera de España. Mientras tanto, los apelativos tanto positivos como negativos no dejan de aparecer: desde ser llamados como la “generación más preparada de la historia” hasta inventar el término “ni-ni”.

Pese a que las encuestas no dejan de ser un trabajo significativo para conocer el pulso de una cuestión, los datos continúan dando fuerza a ese pesimismo que sienten los jóvenes españoles. El Consejo de la Juventud de España lanza la artillería: el 92,5% de las nuevas contrataciones de jóvenes son de carácter temporal; el 27,8% de la juventud ocupada tiene trabajo sólo a tiempo parcial y la sobrecualificación afecta al 56,3% de la misma. Mientras tanto, la tasa de paro en menores de 25 años se sitúa en el 35,9%.

Una avalancha de datos que no se detiene ahí: el salario medio de los jóvenes menores de 30 años, según el Consejo de la Juventud, no llega a los 900 euros. Cifra que se agrava para las mujeres, que para el conjunto de edades tendrían que ganar un 30% más para acabar con la llamada “brecha salarial”.

La emancipación imposible

Los propios implicados han encontrado un nuevo término para autodefinirse: “ciudadanos de segunda”. O al menos así lo consideran más de la mitad de la juventud española, según el último estudio del Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS) de la UNED. Al mismo tiempo, las piedras en el camino no dejan de aparecer: a la falta de un empleo estable y digno, la dificultad para emanciparse se ha disparado.

El salario medio no supera las cuatro cifras en la cuenta bancaria, pero la burbuja del alquiler empieza a aparecer. El Consejo de la Juventud ha recordado que apenas el 19,7% de los jóvenes entre 16 y 29 años ha podido independizarse. Es más, un trabajador joven debería dedicar 13,1 años de su sueldo íntegro para la compra de una vivienda en propiedad. Y todo a pesar de que el coste de acceso a la vivienda en propiedad ha caído con la crisis. Aun así, el alquiler continúa haciendo estragos.

El III estudio ‘La demanda de la vivienda en España. Análisis de la capacidad financiera’, realizado por Casaktua, evidencia el problema del alquiler que sufren los también llamados ‘millenials’. En total, los menores de 35 años tienen que invertir un porcentaje cada vez más alto de su salario en su vivienda: el 65%, un 10% más que el año pasado. Mientras, según el portal pisos.com, las entidades financieras han aseverado que este porcentaje no debería superar el 35%, con todos los gastos incluidos.

El abandonar el país

De esta manera, una de las soluciones más recurrentes tomadas por los jóvenes españoles desde el inicio de la crisis económica ha sido salir del país. No hay programa y promesa electoral en la que se mencione la intención de recuperar el talento emigrado. No obstante, las cifras no se frenan a pesar de que los mandatarios hablan del fin de la crisis.

Los últimos datos publicados por el INE en el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero muestran cómo se ha disparado el número de jóvenes españoles que reside en el extranjero. Entre los años 2009 y 2017 ha aumentado un 79%. Así, la cifra de menores de 30 años que vive fuera del territorio nacional se ha situado en los 769.845 cuando hace ocho años el número se plantó en las 429.406 personas.

Ante estas cifras, la fuga de cerebros es otro de los términos favoritos para hablar de la crisis del empleo juvenil. A pesar de que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, prefirió hablar de “movilidad exterior” a la marcha de jóvenes al extranjero para buscar trabajo, los datos de Eurostat reflejan este problema: España cuenta con el quinto porcentaje más bajo de Europa de licenciados en grados superiores que encuentran trabajo con un 68,7%.

“El problema de la educación no es del estudiante, sino del modelo que no invierte e I+D+I para aprovechar nuestro talento. Nuestros jóvenes cualificados se van a otros lugares que crean nichos económicos que sí valoran su talento. Nuestro modelo solo les ofrece turismo y servicio. Servir café está muy bien, pero no servimos sólo para eso. El Gobierno no invierte en políticas educativas para la juventud”, valoró Julia Chica, presidenta del Consejo de la Juventud de España, a EL BOLETÍN.

La clave de la educación

Haciendo hincapié en la importancia de las políticas educativas, ‘El muro invisible. Las dificultades de ser joven en España’ (Debate, 2017), el nuevo libro de los analistas políticos Politikon, aborda algunas propuestas en esta materia para evitar los mismos errores en el futuro. La educación es futuro. Tal y como ha recogido el medio Yorokubu, facilitar el acceso a la Formación Profesional, rescatar al alumno rezagado, eliminar la repetición para frenar el abandono escolar y potenciar la atención individualizada son algunas de las recetas de los expertos.

Y si apostar por la educación es apostar por el futuro de los jóvenes, las pensiones es otro de los conflictos abiertos. Las previsiones de la OCDE no invitan al optimismo: el porcentaje que cobra el jubilado español sobre su último salario cotizado caerá hasta el 49,7% en 2060. Dentro de cuatro décadas, cuando la generación de los 90 empiece a pensar en su retiro, su pensión ya no alcanzará ni tan siquiera la mitad de su último sueldo.

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