Sergi Sabriá, portavoz de ERC

Entrevista

Sergi Sabriá, portavoz de ERC

Sabriá admite que el futuro pasa por acercarse a los ‘Comunes’ (y viceversa) pero sin renegar de los objetivos de Esquerra.

Sergi Sabrià

“Cada vez que el Gobierno dice que el globo independentista se deshincha se lleva una hostia”

Sergi Sabriá (julio, 1975) es el portavoz de ERC, el partido que según las encuestas cuenta con todas las posibilidades de ser la fuerza más votada en Cataluña. No obstante, la constitución del próximo gobierno catalán parece que dependerá de la capacidad de seducción que tenga cada uno de los bloques respecto a los ‘Comunes.

Sabriá admite que el futuro pasa por acercarse a los ‘Comunes’ (y viceversa) pero sin renegar de los objetivos de Esquerra. El principal, la construcción de una república. Eso sí, por salud de los ciudadanos, políticos y periodistas, promete que será sin tantos días históricos.

¿El 21-D es el nuevo 1-O?

Ponerle etiquetas tampoco nos ayuda mucho. Yo creo que tenemos otro reto que es el que practicamos habitualmente. Cada vez que nos ponen las urnas ganan los independentistas. Esta vez yo creo que tenemos un doble reto. Primero, quedar primeros y ganar a Ciutadans. Y segundo, derrotar al bloque monárquico.

También nos permite salir al mundo, salir a Europa, y explicarles que cada vez que aquí se ponen urnas hay unos tíos que van y ganan. Y que no se puede ejecutar el resultado porque está prohibido. Para nosotros el 21-D es salir y defender la democracia. Nos ponen urnas y nosotros nunca las arrancamos.

En un sistema parlamentario no es tan importante el que gana en votos sino quien suma en escaños una mayoría suficiente, y según todas las encuestas, ninguno de los bloques lo consigue…

Todos tenemos la necesidad de ampliar. Por lo tanto, nosotros necesitamos sumar de un lado porque el 155 es una imposición y nos condiciona la política con un 8,5% de votos, que es lo que tiene el PP en Cataluña.

En ese sentido, nuestra voluntad es acercarnos a los ‘Comunes’ y conseguir que entiendan que hay un proyecto de país para hacer conjuntamente. De todos modos, para hacer esto tienes que estar de parte de los que ponen las urnas, no de los que ponen las porras.

Nosotros tenemos un acuerdo muy potente con los socialistas históricos de Cataluña que defendían el país. En nuestras listas van Ernest Maragall, Fabián Mohedano, Toni Comín…nosotros siempre estamos trabajando para tejer país y ampliar las mayorías.

Los ‘Comunes’ ya han puesto una condición sine qua non para alcanzar un acuerdo, que es abandonar la vía unilateral.

Lo que no habrá nunca por parte de ERC es renuncias. Si llevamos 86 años con los mismos objetivos es difícil que ahora alguien se plante ante Esquerra y diga ‘mira, esto no, intentad otra cosa’. Yo creo que al final lo mejor que puedes hacer con quien quieres pactar es empezar con las cosas que tienes en común.

En el caso de los ‘Comunes’ estamos cerca en las políticas sociales, por ejemplo.

¿Qué pasa con las políticas sociales, por qué parece que no forman parte de la campaña?

Porque si te lo explico durante media hora no me lo vas a sacar, y no te echo la culpa.

¿No interesa a los medios, o tampoco a los políticos? lo que pasó durante la entrevista de Jordi Évole a Inés Arrimadas y Marta Rovira, donde no acertaron la cifra del paro en Cataluña es significativo.

Pues supongo que al final debe ser culpa un poco de todos. Yo creo que nosotros tenemos mucho para contar de lo que ha pasado en los últimos dos años de Gobierno y cómo se acaban los recortes en la salinidad, cómo se aprueba una renta para la ciudadanía para erradicar la pobreza…

Sin embargo, cuesta mucho cuando tienes enfrente un 155, todo el aparato del Estado, un 1-O…cuesta mucho hablar de esto y que la gente lo recoja y te hagan un titular. Siempre tienes que irte a la letra pequeña.

Ya verás cómo no me titulas por esta parte, y es normal, ni el ciudadano lee esta entrevista buscando esta información. Creo que es un poco culpa de todos.

¿Qué hará ERC si gana las elecciones y gobiernan en la Generalitat?

Los primero será tomar tres pasos. Paso uno. Nosotros vamos a volver a Europa otra vez, a la que en su momento miró hacia un lado para explicarles que cada vez que hay unas elecciones en Cataluña ganan los independentistas y que tienen un problema en una pequeña parte de su territorio, donde no se está aplicando la democracia tal y como la habíamos entendido.

Segundo paso. Sacar el 155 de nuestras instituciones. Sacar a los hombres de negro que están gestionando nuestras instituciones desde Madrid y aplicar aquellas políticas sociales con el margen que tenemos. Incluso aquellas que nos prohibieron. En los últimos años ha sido de locos.

Por ejemplo…

Por ejemplo todavía la gente no se cree que el Tribunal Constitucional pudiera tumbar un impuesto a favor del sector audiovisual que pagaran las operadoras de Internet y que está en todos lados y en todo el mundo. No es un invento catalán. O la ley contra la pobreza energética, y otros tantos ejemplos. Ha sido un acoso y derribo.

Y el tercer paso…

El tercer paso, y a modo escocés, empezar un gran debate ciudadano sobre la república que queremos entre todos. Tenemos muy claro lo que queremos hacer en los próximos meses.

¿Se va a intentar al menos hacer ese camino con menos días históricos?

Sí, por los ciudadanos en general. Hemos entrado en una fase donde no debe ser tan importante el calendario y sí llevar a cabo el trabajo de manera satisfactoria. Quizá menos hojas de ruta y menos días históricos, pero con los mismos objetivos.

El programa electoral de Junts per Catalunya dice que impulsar otro candidato a la presidencia que no sea Puigdemont es aceptar el 155. ¿Sería una deslealtad investir a otro candidato?

Nosotros somos menos de hablar de nombres. Nos parece que lo urgente es que en enero haya presidente y acabar con el 155. Nuestro candidato es Oriol Junqueras. Dependiendo de sus circunstancias, tenemos a Marta Rovira, Carles Mundó, a Raül Romeva…

Para nosotros este proceso es de la gente y no tanto de los liderazgos, como se ha querido hacer alguna vez.

La idea es que Puigdemont no sea el nuevo presidente de la Generalitat.

La idea de ERC es ganar. Esquerra tiene un cabeza de lista que, a día de hoy, está en la cárcel. Nosotros seremos posibilistas. Tenemos en cuenta el trabajo de Puigdemont. Pero lo menos importante es el nombre. Lo más importante es ganar, ganar y ganar. Si no, los hombres de negro se quedan en las instituciones.

¿No les preocupa el auge en las encuestas de Junts per Catalunya?

Aquí el rival es Ciutadans, Arrimadas, es Albiol e Iceta. Por lo tanto, desearle suerte a la CUP, a Convergència. Tenemos muy claro quién es el rival.

¿Existe cierto agotamiento mental y/o físico entre las bases independentistas, como da la sensación desde la lejanía?

Aquí tiras de clásico, de ‘esto se está deshinchando’. Esto si quieres lo discutimos el 22 de diciembre. Cansados estamos, pero los cansados son los que hacen el trabajo. Cada vez que Rajoy dice eso, que el globo se deshincha, se lleva una ‘hostia’ en toda la cara. Bueno, menos el 1-O, que el globo no se deshinchó pero las hostias nos las llevamos nosotros igualmente.

Cada vez que alguien dice que el tema está bajando, ganamos.

Rajoy emplea lo de la mayoría silenciosa, si algún día empiezan a decir que sois menos en la calle podréis recuperar esa cita.

Es verdad, sí, sí.

Barajáis la posibilidad

Es que no se nos pasa ni por la cabeza. Creo que el bloque monárquico tiene muy clara su alianza y creo que sería muy raro que el bloque contra el 155 no tuviera el mismo grado de coordinación. No valoramos la posibilidad de que haya unas segundas elecciones.

¿Cuál es el mayor error, la mayor autocrítica que haría a ERC? Y no vale recurrir al clásico ‘quizá nos ha fallado comunicar mejor blablablá’

Una sensación que hemos tenido ahora es que cuando hemos empoderado a la gente ha ido mucho mejor que cuando no lo hemos hecho, cuando parecía que queríamos hacerlo todo desde las instituciones. Ahí ha ido mucho peor. El 1-O es un buen ejemplo.

Así que, probablemente, en algún momento quizá hemos mimado demasiado a la gente en vez de empoderarla. Quizá haya habido demasiado paternalismo institucional.

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