Paraísos fiscales: las promesas para erradicarlos que el viento se llevó

Evasión

Paraísos fiscales: las promesas para erradicarlos que el viento se llevó

Organismos internacionales y asociaciones de países como la UE llevan años anunciando medidas contra la huída de capitales que se refuerzan a golpe de filtración como 'Los Papeles del Paraíso".

Hombre con maletín

Allá por 2009, la Cumbre del G20 en Londres abogó por sancionar a los países que no apoyaran la lucha contra la evasión fiscal, la financiación del terrorismo y el blanqueo de capitales. “La época del secreto bancario ha llegado a su fin”, fue el rimbombante anuncio del expresidente francés Nicolas Sarkozy. “Acabaremos con las sombras del sistema financiero”, defendió por su parte el ex premier británico Gordon Brown. Los grandes países del mundo se reunían para activar el freno de emergencia ante la hecatombe financiera mundial y uno de los capítulos se centró en la ‘lista negra’ de territorios opacos.

Casi una década más tarde, 2017 es el segundo año consecutivo de lo que sí parece una nueva era, y no por el fin de la evasión: la de las grandes filtraciones sobre cómo políticos, empresarios y multinacionales ocultan sus beneficios en complejos esquemas societarios en paraísos fiscales cada vez más opacos.

Los Papeles de Panamá sacudieron en 2016 los propósitos de enmienda de los responsables políticos encargados de que todos paguen su parte del pastel. Pero la realidad es contundente: el dinero que se va a territorios offshore ha crecido un 45% en la misma década en que los dirigentes prometieron taponar la sangría. Según Oxfam, los países en desarrollo pierden 85.000 millones de euros al año por la evasión fiscal. Calcula que con esos ingresos se podría salvar la vida de 6 millones de niños y niñas y escolarizar a otros 124 millones.

La nueva macro filtración de los ‘Papeles del Paraíso’ da pie a preguntar qué han hecho los responsables políticos mundiales para permitir evoluciones como la de España, donde el dinero que se escapa a paraísos fiscales se cuadriplicó en 2016.

Tras el G20 de 2009 los estados offshore señalados en la lista negra suscribieron 12 acuerdos sobre intercambio de información requeridos para poder abandonar la lista de paraísos fiscales, según recuerda el sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha). De ahí en adelante se firmaron cientos de acuerdos fiscales para asegurar el intercambio transparente de datos, pero ni siquiera hubo un consenso sobre lo que es un paraíso fiscal.

La OCDE o la UE manejan sus propios nombres. En 2014, la Comisión Europea publicó su lista, que incluía a Panamá entre los territorios propicios para la evasión, y a Bahamas. Hasta nueve países europeos, entre ellos Portugal, Grecia, Francia, Bulgaria o Polonia, aceptaban esta clasificación. Por su parte, la OCDE creó la lista más conocida de paraísos fiscales en 2000, incluyendo a 31 estados. Una década después casi todos habían salido de ella.

Antes, en marzo de 2012, el Consejo Europeo pidió al Parlamento y a la Comisión medidas concretas para mejorar la lucha contra el fraude fiscal y la evasión tributaria que quedaron en resoluciones y recomendaciones para reforzar la lucha contra la evasión.

En 2013, los países del G20 anunciaron en San Petersburgo que comenzarían a intercambiar de forma automática información relativa al pago de impuestos por parte de las empresas a partir de 2015.

Ese plazo político se cruzó con la verdadera inauguración de esta era de las filtraciones: la lista Falciani. Los datos de más de 100.000 evasores potenciales con cuentas en el HSBC en Suiza que en 2010 recopiló el informático de la entidad Hervè Falciani y que el Consorcio Internacional de Periodistas de Investación sacó a la luz un lustro después.

En ese momento OCDE y G20 pusieron en marcha el programa BEPS, por sus siglas en inglés, de Erosión de la Base Imponible y el Traslado de Beneficios. El programa explicaba que “en los casos de actividades económicas transnacionales, la interacción entre distintos sistemas impositivos nacionales puede derivar en la imposición por parte de más de una jurisdicción, o doble imposición”. Sin embargo, admite que “estas mismas normas han facilitado, en algunos casos, el caso contrario, por ejemplo, la doble no imposición”. Es decir, que empresas acaben no pagando impuestos en ningún país o haciendo “desaparecer” beneficios a efectos fiscales. La OCDE calculaba entonces que el fenómeno BEPS afectaba a “entre un 4% – 10% de la recaudación del impuesto sobre sociedades (CIT), lo que supone alrededor de entre 100.000 y 240.000 millones de dólares estadounidenses anuales”.

Un año más tarde, los dirigentes internacionales de la OCDE y la UE renovaron sus votos en esta lucha sin efectos, a tenor de los números: esta vez desde la ciudad china de Hangzhou, los líderes del G20 acordaron «dar un paso adelante» en la lucha contra la evasión fiscal y «profundizar la cooperación tributaria internacional» que permita aumentar la recaudación e impulsar la inversión global.

Ahora, solo unos días después de la explosión de los ‘Paradise Papers’ que señalan a personalidades como la reina de Inglaterra o en entorno de Donald Trump, presidente estadounidense, Bruselas quiere contar con una lista negra de paraísos antes de 2018: “Quiero que esa lista negra salga de aquí a finales de año», ha señalado Pierre Moscovici este miércoles en una entrevista a la emisora France Info, según recoge Efe. El comisario europeo de Asuntos Econoómicos ha defendido que esta será “la primera lista negra de paraísos fiscales preparada por la Unión Europea”, a pesar de tantas promesas sobre estos territorios en la última década.

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