El primer país del mundo que consigue absorber más CO2 del que emite

Cambio climático

El primer país del mundo que consigue absorber más CO2 del que emite

Las medidas para proteger los bosques, impulsar la agricultura ecológica y el coche eléctrico o controlar el turismo han convertido a este pequeño país en el más ecológico del mundo.

Palacio, Bután

La ciudad alemana de Bonn acoge desde ayer lunes la conferencia de Naciones Unidas sobre el cambio climático 2017 (COP23), cuyo objetivo es impulsar las acciones necesarias para conseguir neutralizar las emisiones de carbono para 2050. El ejemplo a seguir está a miles de kilómetros de la cita internacional: el pequeño país de Bután es la primera nación del planeta ‘negativa en carbono’, es decir, que elimina más CO2 de la atmósfera del que crea.

Con una extensión de 41.000 kilómetros cuadrados y poco más de 750.000 habitantes, este país del Este del Himalaya se ha convertido en el referente ecológico gracias a la apuesta del Gobierno por el coche eléctrico, la energía limpia y la agricultura orgánica.

Y es que, la protección del medio ambiente es, junto al desarrollo socioeconómico, la promoción de valores culturales y el buen gobierno, uno de los pilares de la Felicidad Nacional Bruta, el indicador acuñado por el cuarto rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck, para medir la calidad de vida del país más allá de los términos económicos.

Teniendo en cuenta esta premisa, en 2009 Bután se comprometió a ser el primer país en liberarse de emisiones de carbono, una meta que ya ha batido gracias a sus extensos bosques y espacios forestales que ocupan un 72% de la superficie de la nación y que absorben cuatro veces más CO2 del que el país emite. En concreto, según Proudly Carbon Neutral, emite alrededor de 1,5 millones de toneladas de carbono anualmente y sus bosques absorben más de 6 millones de toneladas.

Por ley, la superficie forestal no puede bajar del 60%, mientras que se facilita la plantación de árboles y distintas plantas entre la población. Además, el pequeño país asiático camina hacia la liberación del uso de fertilizantes y pesticidas químicos, y espera producir un 100% de alimentos orgánicos para 2020.

Debido a su lento camino hacia el desarrollo en décadas precedentes, el transporte, otro de los grandes culpables de las emisiones contaminantes, tampoco supone un grave problema para la economía ecológica de Bután. Hasta hace unos años, había muy pocos coches en el país, y en 2014 el Gobierno se asoció con Nissan para proporcionar a sus ciudadanos miles de vehículos eléctricos. Además, en las mayores poblaciones se está promocionando el uso de la bicicleta para desplazarse.

En cuanto a la producción energética, la mayor parte procede de fuentes hidráulicas, mientras que Tshering Tobgay, el actual primer ministro del país, está explorando las posibilidades de la generación eléctrica a partir del viento, el sol y el biogás.

Para mantener esa ausencia de huella de carbono pese al creciente interés turístico, Bután solamente permite un turismo controlado y de bajo impacto.

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