Agotados, quemados, con pensamientos suicidas… la falta de personal pasa factura al BCE

Bancos centrales

Agotados, quemados, con pensamientos suicidas… la falta de personal pasa factura al BCE

El sindicato IPSO, en único reconocido en el BCE, denuncia que la institución “definitivamente no tiene suficientes puestos fijos”.

BCE Banco Central Europeo

Durante los últimos años, y sobre todo a raíz de la unión bancaria, se ha reforzado el papel del Banco Central Europeo (BCE) como actor imprescindible en la economía europea. Pero a medida que la institución que preside Mario Draghi asume más competencias, más palpable se hace una de sus principales carencias: no tiene suficiente personal para asumir por un lado la vigilancia de la estabilidad europea y por el otro la supervisión bancaria.

“El BCE definitivamente no tiene suficientes puestos fijos”, denuncia Johannes Priesemann, presidente del sindicato IPSO, el único reconocido en el BCE, en declaraciones a EUobserver. “Hay zonas con exceso de trabajo y agotamiento”.

El BCE tiene actualmente 3.600 empleados, divididos entre el departamento de banca central y el Mecanismo único de supervisión (MUS), creado en 2014 para convertirse en el supervisor único de los grandes bancos del Viejo Continente.

El comité de personal del BCE realizó una encuesta al final de 2016 a la que respondió aproximadamente un tercio de los empleados y en la que quedó patente que existe un problema en la institución. Se utilizó el denominado ‘Inventario Oldenburg Burnout’, que utiliza una serie de cuestiones – ‘durante el trabajo, a menudo me siento emocionalmente agotado’, ‘siempre encuentro un aspecto nuevo e interesante de mi trabajo’ o ‘últimamente, tiendo a pensar menos en el trabajo y hacer mi trabajo automáticamente’- para medir el desgaste de los trabajadores.

Este documento, que no se hizo público, habría mostrado que un 29,7% de los encuestados estaba ‘quemado’, el 23,2% mostraba signos de agotamiento e incluso un 5,4% tenía pensamientos suicidas.

El BCE, con sede en Frankfurt, no aplica la regulación laboral alemana, sino que él mismo se las establece con el objetivo de conservar su independencia. Eso significa que el Consejo de Gobierno, el organismo cuyo principal objetivo es decidir la política monetaria de la eurozona, también redacta la ley laboral para los 3.600 empleados de la institución, incluyendo los salarios, las horas de trabajo, los procedimientos disciplinarios y todo lo relacionado con las pensiones y la Seguridad Social.

La institución ha intentado salir al paso de los problemas en su plantilla con una serie de medidas correctivas. Recientemente contrató a un nuevo director de recursos humanos y planea contratar a más de 100 empleados en 2018, de los que la mayoría irá destinada al MUS, entre otras medidas.

“Es demasiado pronto para juzgar”, señala Priesemann respecto a estas medidas. “Pero lo que puedo decir es que la presión a largo plazo de IPSO y el comité de personal parece haber concienciado sobre los problemas a los que toman las decisiones”.

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