Cómo puedo flexibilizar el pago de mi hipoteca. Ventajas e inconvenientes

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Cómo puedo flexibilizar el pago de mi hipoteca. Ventajas e inconvenientes

Las fórmulas que permiten reducir temporalmente las cuotas hipotecarias deben estudiarse detenidamente antes de renegociar con el banco.

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Hacer frente a una hipoteca es un gasto importante para casi cualquier economía familiar y hay ocasiones en los que resulta muy dificultoso el pago de las cuotas mensuales por lo que conviene saber que existen cuatro fórmulas para reducir estas mensualidades o flexibilizar su pago, unas herramientas que siempre hay que negociar con el banco y que hay que valorar detenidamente para no cometer errores a la hora de renegociar con la entidad financiera.

Dichas fórmulas que recuerda casaktua.com son: Solicitar un periodo de carencia, lo que supone costear únicamente los intereses sin amortizar capital, una operación que puede reducir la cuota hasta un 50%; Las hipotecas con capital diferido o “balloon” en las que antes de la firma se puede pactar aplazar el pago de una parte del préstamo (hasta un 30%); la hipoteca en cuota creciente, montaña o progresión geométrica, que supone pagar menos al principio, aunque esto supone que al final la cuota será muy superior; y alargar el plazo de amortización.

Pero, ¿son estas opciones recomendables para todos los clientes? El presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE), Santos González quiere dejar claro, en primer lugar que, en su opinión, dichas fórmulas son interesantes si se utilizan por parte de personas que atraviesan dificultades económicas para el pago de las cuotas o que, por el motivo que sea, necesitan una liquidez adicional, pero, con carácter general, no las considera una opción aconsejable para el 99,9% de los clientes a la hora de firmar una nueva hipoteca, ya que cree que si un cliente no puede pagar una hipoteca standard (con amortización creciente)“es mejor esperarse para comprar la vivienda, puesto que estos mecanismos lo que hacen es “aplazar el problema» y piensa que “no hay que empezar con mal pie”.

Por ello, estima que “en caso de necesitar reducir las cuotas hipotecarias por ejemplo por una desgracia familiar, desempleo o por disponer de un menor salario, lo mejor es hablar con el banco y tratar de alargar el plazo de amortización, ya que así dispondremos de un plan estable de amortización y evitaremos sorpresas”. Indica igualmente que el solicitar un periodo de carencia puede ser una alternativa por ejemplo para un particular que está en proceso de vender la casa y que tiene las expectativas de tener unos ingresos cuando cierre la operación o para un empresario que va a emprender un negocio y que en un principio necesita estar más desahogado, pero no lo considera una solución para el trabajador con una nómina.

El presidente de la AHE tampoco contempla las hipotecas de capital diferido como un opción para ‘todos los públicos’, ya que esta es una hipoteca en la que una parte muy importante del préstamo se reserva para la última cuota, que suele suponer el 60% del capital, por lo que” son hipotecas muy empresariales, no para particulares, y que suelen estar muy vinculadas a la venta del inmueble” que se realiza antes de abonar esa última cuota y precisa que suelen tener plazos cortos (de 7 a 10 años) estando especialmente dirigidas a compañías, inversores, fondos, etc.

Respecto a las hipotecas en cuota creciente, Santos González opina que “las carga el diablo” y hace notar que antes de contratar esa opción hay que estar seguro de que tu situación económica mejorará con el tiempo, algo que puede derivarse de que estamos esperando una herencia, el pago de una deuda…

Ventajas e inconvenientes

Sobre la alternativa de solicitar un periodo de carencia, desde el portal inmobiliario Casaktua recuerda que dicha opción supone costear únicamente los intereses de la hipoteca. “Sin embargo, hay que tener en cuenta que, durante ese periodo, no se está amortizando la compra, ya que, en realidad, no se está pagando la casa que se ha adquirido”.

Igualmente, desde el portal inmobiliario destacan que “tiene importantes repercusiones sobre las cuotas futuras. Tras finalizar el periodo de carencia, ese capital a amortizar que no hemos pagado antes se acumulará en los años que quedan de hipoteca. También acarrea la necesidad de pedir una novación hipotecaria, o lo que es lo mismo, una modificación en el contrato del préstamo, lo que supone gastos extra”.

Y aclaran que aunque “el periodo de carencia también da la opción de amortizar sólo el capital (sin intereses) o no pagar nada durante ese tiempo. Esta última opción es la más costosa, puesto que, además del capital aplazado, los intereses que no se han pagado durante ese periodo también se sumarán a la deuda”.

En segundo lugar, y respecto a las hipotecas de capital diferido o “balloon”, que pueden pactarse antes de la firma y que suponen un aplazamiento del pago de una parte del préstamo a la cuota final, desde Casaktua las juzgan “una opción interesante si se está seguro de que, en un futuro, se contará con una buena situación económica. Si no, en esta última cuota, el hipotecado no será capaz de hacer frente al pago”.

Lo mismo ocurre con la hipoteca en cuota creciente, dirigida también a aquellas personas con gran capacidad de previsión que, aunque ahora disponen de pocos ingresos, saben que estos irán en aumento. Se caracteriza por unas mensualidades muy bajas al principio, que se van incrementando porcentualmente en la vida de la hipoteca. De este modo, aunque es cierto que los primeros meses pagaremos mucho menos, el último periodo del préstamo podría duplicar ese montante inicial. Esto repercute directamente en el coste total, ya que con este mecanismo acabaremos pagando más intereses por nuestra hipoteca.

Por último, también está la opción de alargar el plazo de la amortización. “Aunque es una buena solución para compradores que afronten una situación de dificultad económica -hace notar dicho portal inmobiliario- se pagan más intereses, ya que el plazo se alarga, y, por tanto, al final el préstamo a devolver es más elevado”. Además, “al igual que en el periodo de carencia, también supone pedir una novación hipotecaria, por lo que también habrá que pagar la consiguiente comisión, gastos de notaría, gestoría…”, recalcan desde Casaktua.com.

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