Tira sin aflojar

Cataluña

Tira sin aflojar

Negociar es cosa de dos y Puigdemont, secundado por su corte de hooligans, lo plantea como una exigencia propia y caprichosa.

Mariano Rajoy y Carles Puigdemont.

Carles Puigdemont ha tirado nuevamente de la paciencia del Gobierno pero sin aflojar en sus pretensiones. Insiste en negociar y mediación, palabras que siempre son razonables, y entre tanto va ganando tiempo para que el conflicto institucional que ha creado siga ocupando portadas de prensa extranjera sin importarle los perjuicios que está causando. Negociar es cosa de dos y el President, secundado por su corte de hooligans lo plantea como una exigencia propia y caprichosa. Para él no hay otra negociación que la forma de llevar a cabo la independencia que le exigen sus jefes de la CUP; es decir, que el Estado español además de haber sido avasallado en sus derechos de autodefensa y unidad territorial, se apreste a entrar a pagar los gastos.

La estrategia la ensayaron ya los soberanistas que Puigdemont encabeza con el referéndum ilegal que promovieron el pasado primero de octubre. Ofrecían negociar, pero no la celebración o no del referéndum, que era lo que estaba en discusión, sino la forma y la fecha de celebrarlo; es decir, pretendían negociar de manera de que también el Gobierno y el propio Estado se comprometiesen en la violación que implicaba de la Constitución de todos. Ahora, con la independencia hacen los mismo: ni la proclaman ni la descartan sino todo lo contrario. El intento de referéndum les salió bien porque las imágenes de la actuación policial legítima les proporcionaron argumentos para su victimismo.

Ahora, con el tira sin aflojar sobre la independencia pretenden hacer lo mismo: dejar constancia de su voluntad de negociar lo que ya tienen decidido hacer sea cual sea la opinión del contrario. El Gobierno es obvio que no se puede dejar embaucar y bastante hace con dar margen para irse cargando de razones de forma que todos veamos, cuando active el artículo 155 de la Constitución, que actúa con arreglo a la Ley y, desde luego, que no cae en la trampa infantil que una vez más con engaños y trampas se le intenta tender. Es lamentable estar llegando a esta situación pero cada minuto que pasa se vuelve más inevitable. No es admisible que se juegue con la soberanía nacional ni que se pretenda violarla con mentiras y tretas delictivas.

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