Partido de Baviera: los secesionistas alemanes que miran a Cataluña

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Partido de Baviera: los secesionistas alemanes que miran a Cataluña

La Constitución del llamado "Estado Libre de Baviera" fue adoptada tras un referéndum en diciembre de 1946, tres años antes de que se redactase la Constitución de la República Federal Alemana.

Baviera

Aunque el ruido de los últimos días sitúe a Cataluña como el epicentro de las pretensiones secesionistas en Europa, la región española no constituye un caso único en el Viejo Continente. En Alemania, en la rica e industrializada Baviera, también existe una formación que ansía y promueve la independencia. Su alcance y su enraizamiento en la sociedad de este «Land» del sur de Alemania es notablemente menor, rozando lo anecdótico, pero en los últimos tiempos el Partido de Baviera (Bayernpartei), una formación independentista de carácter minoritario que no cuenta con representación parlamentaria, también ha hecho resonar los tambores de autogobierno en la potencia europea.

Entre las razones aducidas para la independencia de Baviera, más allá de las diferencias lingüísticas o del hecho de que los bávaros son católicos mientras que en el resto del país abundan los protestantes, se encuentran factores históricos.

No en vano, la Constitución del llamado «Estado Libre de Baviera» fue adoptada tras un referéndum en diciembre de 1946, tres años antes de que se redactase la Constitución de la República Federal Alemana.

De esta forma, según los defensores de la autodeterminación se trataría de un Estado soberano que existía con anterioridad y que tendría el derecho legítimo a reivindicar su independencia.

En el distrito gubernamental de Berlín, preguntados por la prensa extranjera, los primeros espadas de la política alemana rechazan cualquier tipo de analogía con Cataluña.

El mensaje que a menudo subyace es que Alemania es un país de carácter federal donde buena parte de las competencias recaen en manos de las regiones y en el que apenas existen aspiraciones secesionistas.

Lo cierto es que el asunto en sí apenas genera interés a escala nacional, donde las aspiraciones soberanistas se enmarcan como algo folclórico, pero a ojos de un español el devenir de los acontecimientos recuerda inevitablemente al «desafío catalán».

A principios de este año, el Tribunal Constitucional alemán falló en contra de que el «Land» de Baviera pudiese celebrar un referéndum de independencia, al entender que su separación de Alemania vulneraría la Constitución del país.

El dictamen de la máxima instancia judicial del país respondía así a la pregunta formulada por un ciudadano bávaro que pretendía saber si sería legal convocar una consulta popular de autodeterminación.

Seis meses después de esta sentencia, una encuesta publicada en el diario sensacionalista «Bild» revelaba que uno de cada tres ciudadanos bávaros están a favor de que su estado federado se independice de Alemania.

Según el sondeo, un 32 por ciento de los consultados en dicha región del sur de Alemania están a favor de una Baviera de carácter autónomo. En ningún otro estado federado del país se registró un número tan elevado de partidarios de una soberanía propia, indicó el rotativo.

Los deseos de independencia que recogían los institutos demoscópicos no se reflejaron, sin embargo, en las elecciones generales del pasado 24 de septiembre, en las que Angela Merkel encadenó un cuarto mandato consecutivo y el Partido de Baviera no logró ni un solo escaño.

El Bayernpartei, fundado en 1946 como una formación conservadora y ultrafederalista, logró cosechar en sus orígenes buenos resultados electorales pero desde mediados de los años sesenta no cuenta con un asiento en el Parlamento regional de Baviera.

La próspera región del sur de Alemania está gobernada por la Unión Cristianosocial (CSU), el partido hermano de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, que tiene la mayoría absoluta desde 1962 con un corto interregno entre 2008 y 2013, cuando tuvo que aliarse con los liberales, y que goza de relevancia a escala nacional ya que su apoyo es clave para la mandataria a la hora de formar un Gobierno estable.

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