Combatir una enfermedad crónica: la artritis reumatoide

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Combatir una enfermedad crónica: la artritis reumatoide

Cada año, por este día, se pretende poner el foco en esta enfermedad que no tiene cura.

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El próximo 12 de octubre se conmemora, un año más, el Día Mundial de la Artritis Reumatoide, una enfermedad que afecta a casi el 1% de la población occidental y en España específicamente a 200.000 personas, con mayor incidencia en mujeres.

Cada año, por este día, se pretende poner el foco en esta enfermedad que no tiene cura y que su dolor hace que muchas personas no consigan hacer las tareas del día a día y no puedan llevar una vida normal.

Asimismo, desde la Coordinadora Nacional de Artritis, todo el mes de octubre se realizan ciclos de conferencias sobre esta patología y todas las variantes que existen, sus causas, sus efectos, -de pacientes y familiares- tanto de la artritis reumatoide como de la psoriásica.

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria de una o más articulaciones que provoca un dolor constante que puede conllevar como consecuencia la pérdida gradual de la movilidad, ya que, a medida que pasa el tiempo, las articulaciones se contraen más y cualquier movimiento antes realizado con cierta agilidad, ahora se vuelve complicado y forzado.

Las causas de la artritis aún no se han identificado del todo, si bien se piensa que todo deriva de una enfermedad autoinmune y que, además, es de tipo genético por lo que se transmitiría de generación en generación, con la diferencia de que podría ser en un mayor o menor grado.

A finales del año pasado se publicaba la noticia sobre un estudio realizado por la Universidad de Michigan en el que se demostraba por qué las mujeres son más numerosas en las enfermedades autoinmunes, lo que explicaría la mayor incidencia de la AR en el público femenino.

El problema fundamental que se encuentran las personas que padecen AR, en sus primeras fases, es la incapacidad de gestionar el dolor. Un dolor que nace de lo físico pero que se acentúa a nivel emocional, por ello, en muchas ocasiones, se recomienda la visita a un psicólogo ya que este dolor, siempre constante, puede derivar en ansiedad y en depresión.

En este sentido, esto es porque toda la atención se concentra en el sufrimiento que se está padeciendo, su incomodidad, su malestar, e incide en todas las relaciones interpersonales, de familia, pareja o amigos.

Existen estudios que se encargan de analizar en qué grado las enfermedades crónicas, y por ende la artritis reumatoide, influyen en la calidad de vida de los pacientes. Dado que en muchos casos se concede la discapacidad, los afectados deben dejar el empleo. Un estudio polaco define esta situación como causa también de pobreza. En este sentido, las ayudas sociales de los estados jugarán un papel especialmente importante.

Sea como fuera, esta patología es invisible para quienes rodean a los pacientes e, incluso, para ellos mismos antes de su diagnóstico. Para poder actuar a tiempo es esencial realizar las radiografías pertinentes de las articulaciones, sólo así se puede aplicar un tratamiento adecuado y personalizado para cada caso, porque esta patología no se manifiesta igual en todas las personas.

En este campo, España lleva ventaja a otros países en la detección, pero aún hay mucho que avanzar en este tema y, sobre todo, en el de la concienciación de la sociedad.

Existen avances de la biofísica que forman parte de terapias que ayudan a los pacientes a tratar su dolor y disminuirlo así como mejorar su calidad de vida.

Así como en los últimos meses están surgiendo algunos medicamentos de grandes laboratorios internacionales llamados a aliviar los dolores de la artritis reumatoide, la Andulación, basada en principios biofísicos, contribuye de forma positiva al organismo, proporcionándole un mayor equilibrio, reduciendo el dolor a través de la superposición de las señales dolorosas, favoreciendo el flujo sanguíneo y relajando el sistema nervioso.

Por otro lado, ningún tratamiento para AR debe ser llevado a cabo de forma independiente. El cuerpo humano y su organismo no son islas, todo está conectado. Esta dependencia hace que el tipo de vida que se lleve tenga consecuencias en la velocidad del desarrollo de la enfermedad.

Así, es importante tener una vida sana y una dieta equilibrada. La frase de «somos lo que comemos» cada vez adquiere mayor sentido porque, de un tiempo a esta parte, se ha investigado mucho sobre ciertos componentes alimenticios y cómo su ingesta beneficia o perjudica la salud.

Junto con una dieta equilibrada, la vida saludable no se entiende sin cierta actividad física que favorezca el movimiento. Así, suelen ser aconsejados una serie de ejercicios que pueden ayudar a frenar el desarrollo de la AR, tales como:

1. Ciclismo, no hace falta la bicicleta, se puede hacer acostado, con las piernas en el aire.

2. Movimiento de hombros, haciendo círculos durante 3 minutos.

3. Movimiento de las manos en círculos cambiando de sentido, al menos diez veces por cada dirección

4. Separar los dedos y, seguidamente, cerrar el puño y abrirlo, repitiendo la secuencia hasta diez veces.

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