El Hospital de El Escorial (y III) o cómo sufrir una subcontrata: “Nos exigen todo y el sueldo es miserable”

Sanidad

El Hospital de El Escorial (y III) o cómo sufrir una subcontrata: “Nos exigen todo y el sueldo es miserable”

Una limpiadora del centro denuncia a ElBoletín.com la realidad que sufre la plantilla después de que una empresa se hiciera cargo del servicio.

    Hospital de El Escorial

    «La huelga de unos limpiadores en un hospital puede hacer más daño que la de unos médicos». Estas palabras son de una de las voces más autorizadas del país. Son de Marcos Peña, mediador en conflictos laborales como el de los estibadores o el del aeropuerto El País. Una frase que invita a una reflexión: si estos trabajadores son tan determinantes (la limpieza de un hospital lo es), hay que cuidarles. El plan privatizador que diseñó Esperanza Aguirre guardaba una porción importante del pastel de la sanidad pública a la externalización de estos servicios. El dinero que se reparte para gestionar este elemento fundamental de los centros llega a superar los 100 millones de euros. Y en el Hospital de El Escorial no se está precisamente apostando por esa reflexión. O al menos así lo denuncia una de sus limpiadoras.

    “No estamos hablando de limpiar un cole”, recuerda esta trabajadora del Hospital de El Escorial en una conversación con ElBoletín.com. Y esta labor recae sobre manos privadas. La Comunidad de Madrid adjudicó el 2 de enero de este año la limpieza de todos los hospitales públicos de la región. El centro 100% público de la sierra de Madrid estaba incluido dentro del tercer lote. Y el trabajo recayó sobre Clece (filial de ACS, que,casualmente, gestiona también varias guarderías en Madrid) tras ofertar 30,8 millones de euros por varios hospitales (La Princesa, Príncipe de Asturias, Getafe y El Escorial) durante los próximos 31 meses.

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    Sin embargo, la empresa de Florentino Pérez ha provocado el desembarco de otra compañía: “Clece hace de mediadora y nos mete a Integra de por medio”. Y el abordaje de esta empresa tiene sus consecuencias (también hay en el centro trabajadores de Ferrovial, antigua contrata, por lo que hay las correspondientes desigualdades). “Esto se trata de que estas empresas consigan el mayor dinero posible en el menor tiempo”, resume la trabajadora del Hospital de El Escorial. El ‘modus operandi’ de la compañía también lo recoge con concreción esta limpiadora: “Es el chollo del lino, pero en 2017”.

    El trabajo con personas con discapacidad

    Según se puede leer en la propia página web de Integra, de las últimas ofertas laborales que realizó para el Hospital de El Escorial tenía una condición ‘sine qua non’: que los aspirantes cuenten “con certificado de discapacidad”. Es importante. La profesional explica el motivo: “Obtienen un beneficio por cada persona con discapacidad que sacan del INEM. Por un contrato de un año se sacan 7.000 euros”.

    La integración en el mundo laboral de personas con discapacidades se ha convertido en uno de los caballos de batalla principales. Pero integración no tiene porque significar desproporción. “Tu discapacidad les da igual. Tienes que sacar el trabajo”, denuncia la trabajadora de este centro. Y los límites físicos y mentales se rebasan: “Hay un estrés terrible. Tengo compañeros que están hechos polvos, que les duele todo y ni siquiera pueden irse a médicos, les ponen pegas para cogerse bajas…”.

    Aun así, las condiciones laborales no es lo que mayor inquietud provoca en la plantilla de limpieza del hospital. Las contestaciones y la rapidez a la hora de apretar el gatillo están muy presentes en la mente de los trabajadores. “Tienes gente que en un año se ha tirado hasta ocho meses de baja. Llega un momento en el que no das abasto y en el que tu cuerpo no aguanta. Y si protestas: te vas a la calle. Y si la baja no les viene bien: también a la calle”, asevera la profesional.

    Te fuerzan para hacer el máximo trabajo posible pasando de tu discapacidad

    Mientras tanto, el trabajo que soportan estos trabajadores no necesita de epítetos. Palabras como “masificación”, expresiones como “barbaridad de responsabilidades” o “presión total” inundan la cabeza de esta limpiadora. “Falta previsión de riesgo, control, trabajo bien repartido…”, censura. De hecho, una escena vista en el Hospital de El Escorial sirve de ejemplo: “He visto a compañeros míos colgados de la cuarta planta limpiando cristales sin un arnés. Y te dicen que les han mandado. ¿Y si no lo hacen? ¿Qué van a hacer? ¿Perder su trabajo?”.

    La privatización de un servicio esencial

    Es más, la limpiadora apunta los dos sentimientos que conviven con este tipo de subcontratas: “Te fuerzan para hacer el máximo trabajo posible pasando de tu discapacidad y cuando te das de baja por la presión (parece que te hacen un favor por darte trabajo) pues no se atienden las necesidades de los discapacitados. No se controlan las bajas, tenemos muchísimas bajas”. Y la destrucción de empleo tampoco pasa desapercibido.

    “Es de las empresas que más juicios tiene. Está destruyendo empleo. La UE da un dinero para crear puestos de trabajo para discapacidad y estos señores se encargan de cargarse los puestos de trabajo. ¿Sabes lo que dice el juez a donde van todas las demandas a Integra por echar a la gente sin saber por qué? Que está hasta las narices”, desvela la trabajadora. Pero mirar al pasado cuando la privatización no era una realidad tiene tintes nostálgicos.

    La Dirección no dice nada. Dicen que la encargada del hospital es apta y válida

    Ángel García, delegado sindical de MATS en el Hospital de El Escorial, rememora cómo era el día a día de estos limpiadores “antes de estar las contratas”. “Estaba el personal de la Comunidad de Madrid y eran unos 26 en cuatro turnos. De ahí pasamos a 17. Y ahora son menos de 14 lo que trabajan al pie del caño”, afirma a ElBoletín.com.

    Por ello, una de las principales reivindicaciones de este sindicato y de la Plataforma en Defensa de el Hospital Comarcal de El Escorial tiene que ver con la vuelta a la plena gestión pública. Algo que esta asociación va informando en varios pueblos de la sierra. El delegado sindical recuerda cuál es una de los deseos más inmediatos de MATS –sindicato que ha intermediado para que estos profesionales puedan denunciar su situación-: “Nosotros queremos que el servicio sea 100% público y que estos trabajadores de la subcontrata puedan optar a entrar a ser empleados públicos”.

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    “Concursa Clece y detrás está Integra. ¿Esto la Comunidad de Madrid no lo sabe? Integra se está forrando y Clece se ha juntado. Clece hace el concurso y pone el dinero que se gastaría Integra. Y cuando lo gana dice que con esto con lo que ha concursado es para que entre Integra no yo. Y viene Integra. Ha ganado el concurso como Clece y se lo delega a Integra. Si tú das unas subvenciones a una empresa que contrata a personas discapacitadas y tiene hasta un 80% de bajas eso es escandaloso. ¿Qué estáis haciendo para que haya ese tanto por ciento? Esto es la privatización”, alerta la profesional.

    Los ojos tapados del Gobierno regional no solo atañen a la Comunidad de Madrid, la Dirección del centro tendrá voz. O al menos eso se supondría. “La Dirección no dice nada. Dicen que la encargada del hospital es apta y válida”, corta tajantemente la trabajadora. Las cifras son claras: “Necesitaríamos mínimo en todas las plantas dos limpiadoras por persona”. Pero la empresa también tiene mucho que decir en esta cuestión: “Según mi empresa es el número de personas que ha pedido el hospital”. Mientras, según contabiliza la profesional, hay una persona para planta y media.

    La limpieza de un hospital requiere profesionalidad no es para tener gente hoy sí, mañana no

    Los trabajadores de la limpieza del hospital no podrían ser losúnicos damnificados, según denuncia la trabajadora y tal y como apostilló Peña. Esto va más allá de las condiciones laborales. “La limpieza de un hospital requiere profesionalidad no es para tener gente hoy sí, mañana no”, recalca. “Nos hacen pasar 20.000 exámenes, pagados por la Comunidad Europea, 20.000 informaciones de bacterias, de virus… y luego a los dos días te echan a la calle para que venga otra persona que no ha pasado por esos controles”, rescata.

    De esta manera, después del relato de la profesional, una compañera del centro une piezas: “Ves que el hospital no termina de estar limpio por lo que está contando ella. Vas a Suministros y te dicen que no han podido subir las chicas de la limpieza en toda la semana. Y la administración ha delegado”. Mientras, la limpiadora concluye: “No podemos tener una persona detrás diciéndote ‘venga, venga, venga’ y que luego llegue y te diga que el hospital está sucio y que esto no vale”.

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