El paro que no cesa

Empleo

El paro que no cesa

La fiesta del aumento de empleo que el Gobierno celebró desde las vísperas de la Semana Santa hasta bien entrado julio está acabando

Fátima Báñez, ministra de Empleo

Las euforias políticas duran poco cuando la realidad acecha al fondo. La fiesta del aumento de empleo que el Gobierno celebró desde las vísperas de la Semana Santa hasta bien entrado julio está acabando. En el mes de agosto las cosas han vuelto a donde solían: decenas de miles de trabajadores, contratados para cubrir las necesidades creadas por la afluencia de turistas, regresan a las oficinas del INEM a reclamar un subsidio de desempleo para poder seguir intentando buscar trabajo sin desfallecer con el estómago vacío.

La recuperación económica que tanto llena la boca de Rajoy y sus seguidores es exigua, menos de lo que cabría esperar sin que unos años atrás el Gobierno se hubiese empeñado en vencerla a base de hundir en la miseria al grueso de los ciudadanos. Las crisis económicas son cíclicas, sabido es, y las recuperaciones acaban llegando solas, con mayor o menor rapidez, con mayor o menor intensidad, dependiendo de las medidas que se adopten para paliarla.

Y ya empieza a ser hora de decir que los economistas importantes aseguran que la reacción del Gobierno español congelando salarios y pensiones y frenando así el crecimiento fue negativa. Lejos de paliar el problema, ahogando las economías domésticas los agravó. El seguidismo de las imposiciones de la Merkel no sólo no ha facilitado ningún avance sino que han retrasado la recuperación y la consecuente creación de empleo mínimamente estable. Que a los políticos en el poder se les caliente la boca alardeando éxitos debe ser puesto en el cubo de la demagogia.

El dinero a coste cero del BCE no ha servido para crear puestos de trabajo. El exiguo incremento coyuntural del empleo en unos meses de un aumento espectacular de la demanda empieza a ser una anécdota para muchos. Quizás habrá quien opine que fue bueno mientras duró pero la verdad es que duró poco y duró mal. La inmensa mayor parte de los puestos creados sirven sin duda para mejorar las estadísticas y bajar el porcentaje de parados pero sus beneficiarios saben perfectamente que apenas les proporcionó modus vivendi unas cuantas semanas.

Más información