«Las palabras de Yellen son una señal segura de que vamos a tener una crisis financiera muy pronto»

Ann Pettifor, directora del Policy Research in Macroeconomics (PRIME) - Entrevista Parte II

«Las palabras de Yellen son una señal segura de que vamos a tener una crisis financiera muy pronto»

La economista que predijo la última crisis financiera se declara positivamente impresionada por el hecho de que el Gobierno español haya ignorado por completo las sugerencias que le han llegado de Bruselas.

Ann Pettifor, Directora del Policy Research in Macroeconomics (PRIME)

Después una primera parte de la entrevista en la que Ann Pettifor analizó la naturaleza del dinero y el funcionamiento del sistema financiero global; en esta segunda pieza de las tres en que se divide la publicación de la charla que mantuvo con EL BOLETÍN, la economista que predijo la crisis financiera repasa cuestiones como la situación española en el contexto europeo o la coyuntura financiera global.

Hemos visto que el sistema financiero podría ser gestionado de una forma muy diferente, pero ¿cuál es el margen de actuación de un Gobierno que no tiene soberanía monetaria como es el caso del español?

Ese es un problema que encuentro un tremendo desafío, pero tienes que recordar que incluso el Banco Central Europeo (BCE), pese a ser una institución lejana, que no rinde cuentas, gestionada por tecnócratas y que, en realidad, no responde ante los contribuyentes españoles; incluso esa institución depende para existir de esos contribuyentes. Así que ya va siendo hora de que nuestros políticos muestren agallas y demandan que el BCE rinda cuentas ante los contribuyentes. No obstante, tengo que decir que tengo en gran consideración al Sr. Draghi porque él está preocupado por el empleo y por el empleo juvenil en particular. Y eso no es porque sea una buena persona; es porque entiende que con los actuales niveles de desempleo juvenil, tendremos inestabilidad social, económica y política; y que eso será malo para los bancos. Draghi, al menos, entiende eso; otros muchos, no. Desafortunadamente, en Europa, Draghi puede estar intentando ayudar; pero, en realidad, está ayudando a los bancos y a los ricos. Corresponde a los Gobiernos usar la política fiscal para ayudarnos al resto; y la política fiscal y la monetaria deberían trabajar juntas.

¿Y lo están haciendo?

En España, tengo que decir que me he quedado muy impresionada por el hecho de que el Gobierno ha ignorado por completo las sugerencias que han llegado de Bruselas, de la Comisión Europea, de recortar el déficit mucho más de lo que, en mi opinión, era necesario. Así que en 2015, vimos como el Gobierno español empezó a gastar y a relajar la austeridad. Como consecuencia, lo que vemos en 2017, es una recuperación económica; y todo el mundo dice: «oh, esto es por la magia del capitalismo». No lo es: esto es por la Expansión Cuantitativa por un lado, sí; pero también por la política fiscal, porque el Gobierno español está aumentando su gastos; y por el petróleo barato. Cuando el precio del petróleo suba otra vez, tendremos que preocuparnos. Y si el Gobierno decidiese obedecer las instrucciones que en realidad vienen de Frankfurt y del Sr. Schäuble en Berlin, entonces no habrá recuperación. Así que espero que el Gobierno español continúe sin hacerlo y que se preocupe por la gente joven de este país porque podría hacer mucho más: podría gastar mucho más de lo que lo ha hecho.

Sin embargo, los líderes europeos tienen el ejemplo de Grecia que intentó hacer las cosas de forma claramente distinta a lo que le decían desde la UE y fue totalmente derrotada; así que quizá sea mejor hacer como Rajoy: decir que vas a cumplir con las reglas e ir haciendo las cosas de otra forma…

Entiendo esa forma de pensar. Pero lo que es trágico de esa historia es que es un ejemplo de bullying, de ir a por el más débil, a por la gente más pobre. El gran problema con Grecia es simple: es un país pobre. La idea de que los países ricos pueden patear a los pobres es obscena y es contraria a los valores europeos. Si nos fijamos en los EE.UU.; ellos tienen un problema similar. Tienen a California en un lado y a Nueva York en el otro (que son estados ricos); y, entre medias, tienen a Arkansas que es pobre. Pero ahí no ves al Banco Central, no ves a la Reserva Federal, a la Sra. Yellen, pateando a la gente de Arkansas y diciéndoles que deben sufrir y empobrecerse. Ellos tienen transferencias fiscales, sus bancos fueron apoyados, etc. Entonces existen los Estados Unidos de América; pero, desde luego, no vamos a tener los Estados Unidos de Europa golpeando a estados que tienen diferentes niveles de pobreza. De hecho, una de las razones por las que la gente votó a favor del ‘Brexit’ y por la que muchos en Gran Bretaña desde la izquierda lo hicieron, fue porque encontraron todo esta imagen de los países ricos haciendo daño a los pobres, obscena. Les recordó a los años 30 y al auge del fascismo. Mucha gente teme eso. Temen una Alemania demasiado dominante. Luchamos una guerra terrible, mucha gente murió, se tuvieron que hacer un montón de sacrificios y eso no ha sido olvidado. Todavía está ahí. Europa tiene que aprender de todo esto. Solidaridad tiene que significar solidaridad.

¿Cuáles cree que son las verdaderas razones de Schäuble para actuar de esta forma: se cree su propia doctrina o es simplemente que son políticas que a Alemania le resultan funcionales?

El ordoliberalismo parte de la idea de que si Hitler hubiese obedecido las reglas, nos habríamos evitado el fascismo. Eso es incorrecto porque, en realidad, Hitler sí obedeció las reglas. Trabajo muy estrechamente con los bancos para recaudar fondos para todos sus locos planes. Pero también creo que el Sr. Schäuble no se puede creer la suerte que tiene. Tiene una moneda muy barata: mucho más de lo que lo habría estado el marco alemán. Eso implica que puede exportar barato. Y además tiene un mercando inmenso llamado Unión Europea justo en su puerta, sin barreras de entrada. Esto es el paraíso para una nación exportadora. Así que Schäuble está explotando a la UE para el beneficio del pueblo alemán. Esas son políticas inteligentes, pero tenemos que entender que esto tiene que consistir en un trato. Ahora, el pueblo alemán está obteniendo beneficios de la UE que son buenos para ellos, pero no para el resto de Europa; así que tienen que hacer concesiones. Eso es lo que significa solidaridad bajo los Tratados de la UE. No la están ejerciendo mientras a ellos les va bien, y ni tan siquiera les va enteramente bien porque los salarios alemanes están siendo muy bajos, lo que también es una pésima política para el resto de la UE. Así que es una política muy terca y repugnante cuando miras a Grecia. Cuando ves lo que esos países ricos le han hecho a los países más pobres del Sur de Europa… Si el Sr. Schäuble va algún día al cielo, va a tener que responder algunas preguntas.

Pero realmente es complicado creer que van a cambiar estas políticas si a ellos, como vemos, les están siendo funcionales…

Sí, pero las ideas en que se basó la Unión Europea fueron las de solidaridad y de unir a los países, no dividirlos; y son las acciones, no las palabras, las que cuentan. Empezamos la UE con todas estas ideas maravillosas de unidad, paz y no más conflictos; y ahora tenemos conflicto, división, y peor aún, vemos un renacer del fascismo en Europa cuando la razón por la que tratamos de unirnos fue la de evitarlo. Alguien tiene que intentarlo y entender por qué hay un auge del fascismo y la razón de fenómenos como el ‘Brexit’. Y es porque la gente está enfadada: saben que su calidad de vida está cayendo, saben que los banqueros les están haciendo pagar el coste de la crisis, saben que sus hijos no pueden tener una casa decente en la que vivir, o ir a la universidad. o formarse más… Con razón esto les hace enfadarse y ven que los políticos no hacen nada al respecto, que son débiles. Así que buscan a un hombre o a una mujer fuerte que les proteja a ellos y a sus familias. Esto puede llevar al fascismo. Schäuble, así como otros líderes europeos, deberían pensar sobre esto.

Mientras tanto, hemos visto como en el caso del rescate de la banca italiana, nuevamente se aplica un doble estándar en función del país…

Chipre y Grecia deben sentir con razón un gran agravio. Esta es la doble vara de medir de la Unión Europea. Lo que está pasando en el caso de Italia, es que todo el mundo quiere ser agradable con el Sr. Renzi porque pueden tener una elección pronto y no quieren que alguien como Berlusconi vuelva. Al final, todo tiene que ver mucho con la política. No estoy en contra de la política, al contrario; pero aquí hay una doble vara de medir. Ahora tenemos un sistema en el que los grandes bancos, que son una amenaza sistémica, serán recapitalizados con dinero público; mientras que los que supuestamente no lo son tendrán una recapitalización interna.

Pero lo que estaba realmente mal en el caso de los bancos de Venecia es que la gente corriente había puesto sus ahorros en el banco y la entidad les dijo: «os vamos a dar un alto tipo de interés»; lo que ya era una señal de que algo raro había… Pero esta pobre gente lo hizo de forma inocente y ahora iban a ser castigados. Eso no estaba bien, así que lo que está mal no es tanto que ahora haya una intervención política; sino el doble estándar en función del país y la corrupción de los bancos, que ellos hiciesen trampas y mintiesen sobre la naturaleza del producto que vendían. Ahí está el problema: todos somos humanos y si no regulas algo, se hacen trampas y se miente. Entonces tienen que venir los políticos a proteger a los ahorradores; algo que entiendo por completo, porque para eso está la democracia. Pero esto nos muestra que todo el tema de la recapitalización interna sin una regulación apropiada es simplemente hipocresía.

Algunos analistas dicen que casos como los del Banco Popular o de los bancos italianos son signos de que estamos en una situación similar a la de 2007, antes del estallido de la crisis… ¿Cree que es el caso?

Es muy interesante que recientemente Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal, haya dicho que no va a haber una crisis financiera en nuestras vidas. Es una señal segura de que va a haber una. Al mismo tiempo, hemos de descubierto que la deuda global privada relativa a los ingresos globales es más alta de lo que lo era antes de la última crisis. Eso significa que el sistema financiero está produciendo más deuda que los ingresos que tenemos para pagarla. Estamos hablando de 217 billones de dólares. Es una locura. Y el mercado global para derivados extrabursátiles está valorado en 630 billones de dólares, mientras que el PIB global está entre los 70 y los 100 billones de dólares. Después están los mercados de futuros que suponen 275 y hay también 41 más en opciones, y el mercados de repos son otros 15 billones. Estamos hablando de cifras que ni siquiera nos podemos imaginar. Cuando pienso en ganar un millón de dólares, pienso que esa es una gran cifra. 630 billones de dólares está más allá de mi imaginación, pero es el mundo loco en el que vivimos. Estos tipos están haciendo estos mercados mastodónticos en los que las finanzas no guardan relación con la economía real. Es como el aprendiz del hechicero que ha creado una inundación de agua y la idea de pensar que esto no va a salir mal en algún momento de nuestras vidas es ilusoria. Así que sí, vamos a tener una crisis financiera. Lo que no puedo predecir es cuando porque nunca sabemos qué cosa es la que va a estallar. La última vez fue el mercado inmobiliario el que expuso la crisis de deuda. Quién sabe qué será esta vez; podría ser un impacto político o económico. ¡Quién sabe! No puedo predecir cuándo, pero puedo decir con cierta confianza que vamos a tener una crisis muy pronto.

Así que podríamos decir que es bastante pesimista, pero no tanto como Richard Murphy quién estos días escribe que ya hay señales de contagio bancario…

He aprendido de la amarga experiencia. Edité un libro en 2003 en el que decía que iba a haber una crisis financiera y todo el mundo se rió de mi. Entonces en 2006, escribí un libro y el editor dijo: «Lo deberíamos llamar «The Coming First World Debt Crisis» (La Inminente Crisis de Deuda del Primer Mundo)»; a lo que yo respondí: «no, no me gustan los términos Primer, Tercer Mundo, etc. Además, no podemos utilizar la palabra «inminente» porque cuando se publique en septiembre de 2006, la crisis ya habrá comenzado y el libro parecerá desfasado». Me equivoqué: la crisis no empezó hasta agosto de 2007 y la mayoría de la gente no la vio hasta septiembre de 2008 cuando cayó Lehman. Estas cosas no se pueden planificar en el tiempo de esa forma y si puedes hacerlo, podrías hacer una fortuna. Cuando publiqué ese libro, todo el mundo se rió de él.

Sin embargo, ha recibido un gran prestigio como la economista que predijo la crisis.

Después. Nadie ha leído el libro, pero es cierto que el título me ha otorgado una gran credibilidad.

Cuando hablamos de volver a vincular la economía financiera con la productiva, usted ha sido una gran defensora de propuestas como un nuevo ‘green deal’, que apuesta por generar empleo en sectores como las renovables. Sin embargo muchos economistas creen que propuestas como esas no son suficientes porque ya no habrá empleo para todos y que son necesarias medidas como la renta básica ¿Las ve como medidas complementarias o contradictorias?

Soy muy crítica con la renta básica. Pienso que es una idea loca. Soy coautora del New Green Deal que escribimos en 2008 y contenía una visión de largo plazo y alcance. Estoy satisfecha cuando la agenda pública se mueve hacia esas cuestiones. Pero la Renta Básica pienso que es una idea reaccionara y frustradora. Abandonar la idea de que todo el mundo puede tener trabajo y que alguien nos pague una renta básica. Pienso que el trabajo es increíblemente importante para el ser humano. He visto a gente que no tiene trabajo: ello se vuelven adictos a las drogas, se divorcian, se suicidan, se deprimen… Creo que sin trabajo la sociedad se desintegraría y la idea de que debemos celebrar no trabajar para mí no es factible. Pero hay otras razones por las que me opongo y es que, bajo mi punto de vista, es una idea neoliberal: dar dinero a los individuos y entonces no tener servicios públicos. Por ejemplo, Milton Friedman creía en esta idea. Así que esta es mi segunda gran objeción. La tercera sería que los empleadores rápidamente pensarían: si puedes sobrevivir con una renta básica, entonces por qué no bajar los salarios hasta ese umbral. Se convertiría en la media. Ya vimos algo similar en Gran Bretaña sobre lo que escribió Karl Polanyi. Creo que es una idea loca y que deberíamos estar defendiendo trabajos y salarios decentes para todo el mundo.

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