Los extranjeros que compran vivienda en España, camino del récord

Mercado inmobiliario

Los extranjeros que compran vivienda en España, camino del récord

Barcelona gana atractivo por el desembarco de multinacionales y se pone de moda como destino de segunda vivienda incluso para compradores de otros continentes.

Edificio de viviendas

La compra de viviendas por parte de extranjeros representó en el año 2016 un 13,2% del total de unidades vendidas en España, el dato más alto de la última década, y todo hace prever que este porcentaje se superará en 2017 y alcanzará su récord histórico al cierre del año, según se desprende del último Informe del Mercado Residencial elaborado por JLL. Esta consultora inmobiliaria destaca que si continúa esta evolución se trataría “del octavo año consecutivo de crecimiento en el peso del comprador foráneo en España”.

Respecto al lugar de origen del comprador, de las 53.500 viviendas adquiridas por extranjeros en 2016, los británicos encabezan el ranking elaborado por la consultora JLL, representando el 19% de las transacciones realizadas. Un porcentaje que sería más reseñable aún de no haber sido por los efectos del Brexit, que previsiblemente ha sido la causa del descenso experimentado, –el año pasado representaron el 23,95%– junto al comportamiento de su moneda. Les siguen franceses (8%), alemanes (7,6%), suecos (6,7%), belgas (6%) e italianos (5,4%).

Destacando Maurice Kelly, director de Residencial y Suelo de JLL que “la disminución de la demanda británica a favor de otros países da lugar a una mayor diversificación de nacionalidades, lo que, sumado a unos precios aún muy atractivos para el comprador extranjero, aporta mayor seguridad en cuanto a la evolución de la demanda”.

El que cada vez hay un mayor número de nacionalidades que se rinden a los encantos de la costa española es algo que también destaca desde Tinsa, el director de su Servicio de Estudio, Jorge Ripoll, quien explica que están irrumpiendo con fuerza en el mercado español los compradores eslavos, principalmente rusos, que están optando a viviendas en zonas de Alicante como Benidorm o Denia y en la costa catalana en enclaves como Castelldefels o Tarragona, además de comprar en Baleares y Canarias, al tiempo que informa que “se ha detectado un interés incipiente de ciudadanos chinos, que están tanteando el mercado de costa español”.

Sobre la presencia de compradores británicos, el director de Análisis de Sociedad de Tasación, César Hernández, considera que estén en retirada y señala que tras el parón inicial que provocó la aprobación del Brexit, los ciudadanos de Reino Unido están volviendo a comprar en España lo que se percibe en que durante este año las adquisiciones de vivienda por parte de británicos “van subiendo progresivamente”.

Piensa que puede deberse a que quieren tener un patrimonio en euros que le blinde de posibles bajadas de la libra”, aunque en la decisión de compra también puede pesar, lógicamente, su intención de aprovechar la mejora de la situación económica y que los precios continúan estando bajos. Al tiempo que resalta que la costa española continua siendo considerada por los habitantes de Reino Unido –superados los peores años de la crisis en los que “intentaban vender y salir corriendo”-como un lugar idóneo por clima y por precios.

Barcelona, un caso aparte

La capital de Cataluña es un caso aparte, ya que el protagonismo de los compradores extranjeros ha aumentado sensiblemente, según se desprende de los datos facilitados por la red de agencias Monapart, que ha informado que, en su oficina de Barcelona, el 40% de las operaciones de compraventa realizadas en el último ejercicio, tienen a un extranjero como comprador. Y aclara que “esta cifra, que no ha dejado de crecer desde su fundación en 2010, supone algo más del doble de la media alcanzada en el resto de 7 agencias que integran la red”.

Eduard Solé socio fundador de Monapart resalta el atractivo del mercado residencial de Barcelona para los extranjeros tanto en compra como en alquiler, lo que explica por varios motivos. Uno de ellos, es el desembarco de empresas internacionales que se han decantado por la ciudad española en detrimento de otras plazas como Londres o París, cuyos precios de en materia de vivienda son más caros, unas decisiones empresariales en las que también ha pesado la amenaza del terrorismo yihadista y la incertidumbre del Brexit.

”El impacto del terrorismo y el hecho de que Londres y Paris se hayan encarecido muchísimo a nivel residencial está haciendo que muchas compañías multinacionales se estén trasladado a otros ciudades europeas, entre ellas Barcelona, empresas cuyos empleados -animados por los precios bajos y su mayor poder adquisitivo- se han lanzado a comprar”, explica el representante de esta red de agencias inmobiliarias, que precisa que dado que los salarios de estos trabajadores son muy superiores a los de las empresas locales –en su mayor parte pymes- están adquiriendo y alquilando producto de gama alta. “Están dispuestos a pagar un poco más y quedarse con los mejor de la ciudad por lo que están acaparando el segmento medio-alto tanto en propiedad como en alquiler”.

Los inversores profesionales son la otra pata en la que se sustenta el buen momento de Barcelona en lo que se refiere a compras por parte de foráneos, según Solé, que recuerda que hay numerosos fondos que están comprando viviendas tanto con un interés especulativo –mantenerlas en cartera un tiempo hasta que suban de precio- como para reformar los inmuebles y después sacarlos a la venta o ponerlos en alquiler. E indica como novedad la importante presencia de inversores israelíes que suman a los que ya estaban operando procedentes de Reino Unido, Francia, Holanda o Canadá, por poner algunos ejemplos.

Los compradores de segunda residencia, son el tercer grupo de compradores extranjeros que aumenta en la capital catalana, ya que “ahora hay gente de París, pero incluso de Nueva York que compra una segunda residencia en Barcelona, como han estado haciendo los ingleses o alemanes en la Costa Blanca o Baleares”, asegura el representante de Monapart, quien precisa que los compradores intercontinentales compran vivienda de lujo, mientras que los europeos se decantan por inmuebles más baratos, de características similares a los que sus compatriotas adquieren en otras zonas del litoral español.

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