UE: Polonia, la oveja negra

Ultraderecha

UE: Polonia, la oveja negra

El Gobierno de ultraderecha de Polonia hace cuanto está en sus manos por rechazar las regulaciones de Bruselas, por incumplirlas y, de paso, por querer imponer a los demás sus tesis proclives al totalitarismo.

Bandera de Polonia

Polonia, que unos años atrás tanto se esforzó por ser un miembro precoz de la Unión Europea -y aceptado sin estar debidamente preparado-, avanza ahora a pasos agigantados en el empeño en destruirla. Su Gobierno de ultraderecha no oculta sus discrepancias con las regulaciones que emanan de Bruselas y siempre que puede hace cuanto está en sus manos por rechazarlas, por incumplirlas y, de paso, por querer imponer a los demás sus tesis proclives al totalitarismo.

En estos momentos el Gobierno más que reaccionario de Ley y Justicia (PIS), el partido de los hermanos Jaroslaw y Lech (fallecido en accidente aéreo) Kaczynski, presidido por Beata Szydlo, está empeñado en asumir el control sobre el poder judicial empezando por el Tribunal Constitucional y gobernar sobre la base de sus fanatismos políticos y religiosos. Antes lo hizo con los medios de comunicación públicos y aprieta con todos sus resortes el control de los privados.

El Gobierno cuenta con mayoría absoluta en el Parlamento y las protestas contra el retroceso democrático que se repiten a diario por todas las grandes ciudades, son reprimidas sin contemplación o en el mejor de los casos caen en el vacío. Quienes vivieron la larga etapa de represión comunista no ocultan su alarma ante la vuelta al sistema totalitario, bien es verdad que desde un signo diferente. Polonia es uno de los países junto con Venezuela y Turquía donde la democracia corre serio peligro, mejor dicho ya funciona en precario.

Para colmo de males el Gobierno de parecida naturaleza que en Hungría encabeza Viktor Orbán le brinda apoyo contra lo que considera la “inquisición” que, según sus líderes, impone Bruselas. Las amonestaciones a ambos gobiernos de la Comisión no sólo son incumplidas sino claramente presentadas con desprecio ante la ciudadanía. Para las autoridades de estos dos países, la UE de la que tanto se benefician es el enemigo a combatir y su ídolo político es Donald Trump.

Bruselas ya les ha hecho llegar amenazas serias. A Polonia acaba de advertirle que puede retirarle el derecho a votar a la hora de tomar decisiones. Y la verdad es que algo deberá hacer no sólo para castigar al socio rebelde y traidor a los principios sino para que tan mal ejemplo cunda. Una vez consumado el Brexit mejor una Unión Europea con menos miembros pero bien cohesionada que una Unión de muchos en la que cada cual haga lo que le da la gana y sus caprichos y fanatismos internos le impongan.

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