Malestar y preocupación en el sector privado

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Malestar y preocupación en el sector privado

Trump, el imprevisible, y como dicen los cubanos, “apuntó al Morro y le dio a La Cabaña”.

Cuba La Habana coches

A menos de 72 horas de haber sido emitidas las nuevas regulaciones del presidente Donald Trump para visitar Cuba, algunos turistas estadounidenses han cancelado sus reservas en casas y hostales propiedad de cubanos porque se les prohíbe viajar de manera individual.

Pero ellos no son sólo los afectados. Como por efecto dominós, ya se están quejando los dueños de esos coches americanos de los años 40 y 50 que popularmente han recibido el mote de “almendrones” y que, prácticamente, eran muy codiciados por los estadounidenses para sus recorridos por los casi ocho kilómetros de Malecón habanero y atractivas zonas de La Habana Vieja, Centro Habana, El Vedado y Miramar.

Otros que ya están previendo que bajarán sus ingresos son los dueños de bares y restaurantes que en los últimos tiempos han ganado notoria fama internacional a tal punto que resulta difícil encontrar uno estatal que le pueda hacer competencia en trato y calidad, excepto los archiconocidos Floridita y la Bodeguita del Medio.

El turismo de EEUU iba en ascenso y en ello se preparaban las autoridades del sector en la isla. En el 2015, 161 233 visitantes; 2016, 284 937, y en lo que va de este año, de enero a mayo, la cifra era de 284 565

Y todos estos pequeños empresarios, que tuvieron la oportunidad de ver casi que en directo la intervención de Trump, no dejan de preguntarse qué cuál será la manera anunciada por él para incentivar al sector privado y no a las empresas subordinadas al sistema militar.

Trump, el imprevisible, y como dicen los cubanos, “apuntó al Morro y le dio a La Cabaña”, dos fortalezas militares españolas establecidas en el canal del puerto que da entrada a la bahía habanera.

Y se verán horrores, como reza la Santa Biblia…

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