El éxito de Podemos

Moción de censura

El éxito de Podemos

Siempre enorgullece que algún conciudadano o conciudadana incorpore su nombre el Libro Mundial de los Records.

Irene Montero, portavoz de Podemos en el Congreso de los Diputados

Podemos no ha conseguido en su moción de censura a Rajoy acceder al Gobierno, ¡qué se le va a hacer! Quizás sea otra vez, todo será cuestión de insistir. Pero algún premio de consolación si han obtenido: tanto Irene Montero como Pablo Iglesias se han levantado del escaño, juntos y por separado, con el éxito indiscutible de haber superado al propio Fidel Castro cuando tomaba la palabra y ensartaba discursos interminables. No es que hayan dicho mucho nuevo, pero lo que han conseguido tiene mucho mérito; un mérito del que debemos alegrarnos todos los españoles: siempre enorgullece que algún conciudadano o conciudadana incorpore su nombre el Libro Mundial de los Records. Rajoy quiso conseguirlo con chistes, pero el humor no se aprende en cursos de verano para adultos. Irene Montero en cambio adornó sus intervenciones con otro recurso prodigioso: en ochenta y cinco segundos, que bien mirado es un suspiro, enumeró de corrido la friolera de sesenta y cinco nombres de políticos corruptos del Partido Popular. ¡Tiene memoria la tía! Claro que el mérito no es sólo suyo ni mucho menos: se lo ha facilitado el comportamiento delictivo – en algunos casos presuntamente, no vayamos a joderla – de un amplio elenco de la lideranza del partido que gobierna España, varias Comunidades Autónomas y muchos ayuntamientos.

Así el resultado quedó equilibrado: el aspirante Iglesias recordó a Quevedo con autoridad literaria y la portavoz podemita exhibió su prodigiosa memoria gracias a que sus adversarios conservadores pusieron a su alcance una retahíla de corruptos que no se la salta ni un gitano ni un atleta payo. Mientras tanto cuentan las crónicas que muchas señorías soportaron el run run del Hemiciclo leyendo libros, y no sólo de Quevedo, algo que también alegra. ¡Y mucho! Que nuestros políticos, al contrario de lo que aseguran que hace su colega Donald Trump, lean libros, es reconfortante.

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