El supervisor de Volskwagen dice no poder acceder a todos los documentos

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El supervisor de Volskwagen dice no poder acceder a todos los documentos

"Yo no estoy aquí para decirle a Volkswagen cómo debe dirigir sus negocios".

Volkswagen

El supervisor independiente que Estados Unidos designó para controlar a Volkswagen tras destaparse su escándalo de manipulación de motores diésel, Larry Thompson, admitió hoy no tener acceso a todos los documentos de la automotriz alemana. «No todas las decisiones pasan por mi mesa. Tendré acceso completo a toda la información de la empresa pero debido a las investigaciones en curso podría haber algunas restricciones», indicó en Wolfsburgo, ciudad alemana en la que se encuentra la sede de Volkswagen, el ex fiscal general adjunto de Estados Unidos.

«Yo no estoy aquí para decirle a Volkswagen cómo debe dirigir sus negocios», agregó Thompson, encargado de velar durante tres años por que el grupo automotor cumpla con el acuerdo al que llegó con la justicia estadounidense tras reconocer haber manipulado unos once millones de vehículos en todo el mundo.

Entre los cometidos del estadounidense, además del control, se encuentran también la formulación de sugerencias y su evaluación, en aras de determinar si los cambios iniciados por la compañía tras el escándalo de trucaje pueden implementarse en el largo plazo.

El supervisor independiente señaló además que su actividad no se restringe únicamente a la empresa matriz Volkswagen, sino que también se extiende a otras filiales del grupo.

«Sí, nos ocuparemos de Audi», indicó en relación a las acusaciones que pesan sobre la compañía, que también habría empleado un software ilegal para manipular las emisiones en los vehículos diesel, según dijo la semana pasada el ministro de Transporte alemán Alexander Dobrindt.

En los primeros días de su mandato, que tiene una duración total de tres años, Thompson se reunió con la cúpula directiva de Volkswagen así como con el presidente del Consejo de Vigilancia de la compañía, Hans Dieter Pötsch. En la actualidad, dirige un equipo de unos veinte empleados, que en un futuro se ampliará hasta el medio centenar, y que deberá trabajar codo con codo con el personal de Volkswagen.

Volkswagen reconoció en 2015, después de que las autoridades estadounidenses destaparan el engaño, haber manipulado once millones de automóviles para simular, en pruebas de laboratorio, emisiones contaminantes menores a las reales.

Como parte de un acuerdo alcanzado con la justicia de Estados Unidos, el grupo automotor aceptó contar con la figura de un supervisor independiente que controlase durante tres años sus actividades.

El «Dieselgate», como fue bautizado el gran fraude en Estados Unidos, ha costado al mayor productor de automóviles del mundo miles de millones de euros por pleitos legales y multas. El grupo con sede en Wolfsburgo también afronta causas penales y uno de sus ejecutivos en Estados Unidos cumple prisión preventiva.

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