La dirección de Liberbank y los sindicatos han mantenido hoy la primera toma de contacto para el nuevo expediente de regulación de empleo (ERE) que pretende llevar a cabo el banco, y que contempla en principio un ajuste de 525 trabajadores a través de bajas incentivadas y voluntarias.
Las bajas incentivadas estarían reservadas para empleados nacidos en 1956, 1957 y 1958, es decir, aquellos que tienen entre 59 y 61 años. La empresa plantea, asimismo, una reducción horaria y salarial del 10% por un período de dos años, y movilidad geográfica para los empleados afectados por el cierre de oficinas, que se llevarán a cabo entre el próximo mes de julio y diciembre de 2019.
En una circular, el sindicato CSI ha manifestado ya su “rechazo” a las medidas propuestas porque “suponen continuar el fraude consistente en recortar salarios y derechos a los empleados para mejorar los resultados del banco en beneficio de sus directivos y accionistas”. Además, “la empresa ahorra costes laborales cargándolos al erario público mediante las prestaciones de desempleo de los trabajadores, que vemos reducido nuestro derecho de prestación en caso de despido”.
Para la formación, “esta nueva estafa a los trabajadores no tiene la menor justificación de ningún tipo, más allá de la conocida intención de nuestros directivos de abaratar y precarizar nuestros empleos, para lo que, obviamente, no van a contar con nuestra firma”.
Por su parte, CSIF ha valorado en una nota que la empresa evite bajas traumáticas, aunque ha advertido de que aún debe estudiar los datos “en profundidad”. También ha considerado positivo que las bajas previstas sean voluntarias y que los afectados “estén en condiciones de acceder a la prejubilación con los beneficios fiscales que marca la legislación”.
La próxima reunión entre los sindicatos y la dirección de Liberbank está prevista para este miércoles.
