El recibimiento al Sgt. Pipper en La Habana

Cuba

El recibimiento al Sgt. Pipper en La Habana

El parque John Lennon, en la barriada capitalina de El Vedado, se ha convertido casi en visita obligada para los fanes de esos grandes de Liverpool.

Sgt. Pepper's The Beatles

El 50 aniversario de la aparición del antológico álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de The Beatles, tuvo un sello muy particular como parte de los festejos mundiales que ese día, el pasado jueves, fueron celebrados en medio mundo porque hasta una agrupación infantil entonó par de canciones en un perfecto inglés londinense.

Miles de asistentes dejaron a un lado la amenaza constante de lluvias diarias en horas de la tarde, la falta de agua -vaya paradoja-, que sufre la capital en estos días por averías y reparaciones en una de sus conductoras principales, y hasta sesiones del Parlamento trasmitidas por la tv y en las que se perfilaba el rumbo del país, para asistir a ese concierto homenaje de una banda que, por solapadas restricciones oficiales de entonces allá por los 60s, fue limitada en la radio y la televisión hasta tanto no culminó su cuarentena ideológica correspondiente.

Ya desde hace algún tiempo, y con el incremento del turismo, el parque John Lennon, en la barriada capitalina de El Vedado, se ha convertido casi en visita obligada para los fanes de esos grandes de Liverpool. Allí, luego de varios robos a sus gafas, permanece sentada en un banco la escultura de Lennon, obra de un artista local. Y allí mismo fue el homenaje de viejos, jóvenes y niños.

Por todo lo alto brillaron sus organizadores, incluyendo al Ministerio de Cultura, y su ministro Abel Prieto, además de las diez bandas que tocaron sus versiones de los trece temas del Sargento Pimienta y quienes debieron apoyar la ceremonia desde la oferta de una fría cerveza, venta de camisetas alegóricas a la banda, comestibles, artesanías, y la presencia de la única unidad móvil en HD de la televisión nacional.

Cuando ya todos marchaban a casa, sus organizadores se dieron cita en el cercano club “Yellow submarine”, la catedral del rock en Cuba, para festejar esta vez el éxito y, muy probablemente, pensar que eventos de esta naturaleza deben repetirse porque motivos hay a diestra y siniestra.

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