Alemania ‘para los pies’ a Macron y rechaza cambios estructurales en la UE

Unión Europea

Alemania ‘para los pies’ a Macron y rechaza cambios estructurales en la UE

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaüble, califica como “poco realistas” las ideas de Macron.

Angela Merkel

Emmanuel Macron ganó las elecciones presidenciales francesas para alivio de los países vecinos y las instituciones europeas, que temían el ascenso al Elíseo de la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen. Macron alcanzó el poder siendo el más europeísta de todos los que se habían presentado a las elecciones y ahora es Europa quien le para los pies.

El presidente francés proponía en su programa electoral la unión fiscal y monetaria de la zona euro así como la posibilidad de crear un presupuesto común para todos los países. Entre otras cosas, se contemplaba la idea de que la deuda de los países fuese compartida por todos. Esta idea cuenta con la aprobación de países como España, Grecia, Italia o Portugal.

Sin embargo, a pesar de la alegría inicial, Berlín ya ha frenado los planes de Macron. La actual estructura comunitaria satisface profundamente al Gobierno de Angela Merkel, y por tanto, no está dispuesto a aceptar cambios estructurales en los tratados europeos.

El controvertido ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaüble, aseguró al cierre del Eurogrupo que las propuestas de Macron eran “poco realistas” y lo máximo a lo que podía aspirar era a cambiar aspectos concretos de áreas específicas de los tratados. El ministro germano se escuda en que cambios como los que propone Macron requieren el consenso absoluto de los 27 países así como de sus respectivos parlamentos nacionales.

Además, Schaüble asegura que Europa debe resolver las divisiones entre el “Este» y el «Oeste» antes de profundizar en la unión económica y monetaria.

Francia, por su parte, trata de convencer a Berlín acelerando las reformas clave exigidas por sus socios europeos, como flexibilizar el mercado de trabajo. Esto es, una reforma laboral para abaratar el despido y reducir los salarios, entre otras consecuencias.

La idea de una Europa que oscile en un equilibrio entre Francia y Alemania parece que vuelve a esfumarse. François Hollande lo intentó en 2012. Y en meses hincó la rodilla.

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