Los militantes toman Ferraz mientras Susana ‘huye’ por la puerta de atrás

Cuentas que cuentan

Los militantes toman Ferraz mientras Susana ‘huye’ por la puerta de atrás

La ‘conquista’ de la sede por parte de los militantes dejó la imagen más simbólica en una jornada llena de poesía.

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE

La jornada electoral del PSOE dejó la poderosa imagen de los militantes socialistas entrando con antorchas en Ferraz mientras Susana Díaz ‘huía’ por la puerta trasera. En realidad no hubo antorchas y la presidenta de Andalucía salió por el garaje nada más sacarse la foto con Pedro Sánchez y Patxi López. Sin embargo, en el imaginario colectivo quedará para siempre la sensación de que un 21 de mayo de 2017 las bases del PSOE ‘guillotinaron’ el aparato.

Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero, Alfonso Guerra, Alfredo Pérez-Rubalcaba y los editoriales de El País. Grandes referentes del socialismo español en las últimas cuatro décadas y grandes derrotados de las primarias socialistas, más allá de la caída objetiva de Susana Díaz.

Si algo deja el proceso electoral del PSOE es muy tocada la presunción de influencia de estos líderes y la del consejo editorial del diario del grupo Prisa, que no ha sido capaz de influir – a su favor – ni en unas primarias socialistas.

Todos ellos parecían ignorar durante la campaña – y en los últimos tres años – que su postura favorable a Susana Díaz calcaba la argumentación de muchos políticos del PP y de diarios tan poco próximos a la militancia socialista como el ABC o La Razón. Estos medios, así como 13 TV o Cope, votaban por la presidenta andaluza “por el PSOE y por España” (portada de ABC hace varias semanas). Por España, ergo, por la abstención.

La obnubilación del aparato y del denominado establishment por Susana Díaz no podía estar más lejos de la militancia socialista, que jamás se dejará convencer por argumentos que comparte la Conferencia Episcopal. Sin embargo, el establishment socialista lo ha ignorado y ha creído que su rostro en forma de Felipe era suficiente para convencer a las bases.

Ideológicamente y sociológicamente era evidentemente un error, ya que las bases contemporáneas son aún más críticas que las de antaño, las demandas de participación son mayores y porque defender una abstención para convertir a Rajoy en presidente nunca será un acto socialista. Al menos, emocionalmente.

Sánchez se mantuvo, dijo no, dimitió, cogió el coche, y volvió. Los militantes lo arroparon y lo elevaron. Casi 200.000 de ellos han participado en el proceso de primarias. Un activo movilizado que no debería obviarse en cualquier lectura estratégica.

El que mejor supo leerlo fue Sánchez, que incluso en la noche de la victoria construyó un relato visual que rozaba la poesía. Abrió la misma sala de Ferraz donde fue ‘acuchillado’ en el Comité Federal de octubre (2016) y allí invitó a los centenares de militantes que aguardaban en la calle.

Camisetas del Real Madrid, jóvenes, mayores, familias. Todos paseando por la sede entre periodistas y ‘sanchistas’. Suena La Internacional. Sonrisas de incredulidad. Incluso cómplices, como si hubieran cometido la ‘ilegalidad’ de haber tomado Ferraz. En realidad lo habían hecho. Habían colocado una rosa en el fusil del ‘aparato’ mientras Pedro Sánchez sonreía – por primera vez de manera natural – de fondo.

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