Paula Modersohn-Becker, una pintora radical con una vida de película

Biopic

Paula Modersohn-Becker, una pintora radical con una vida de película

Su inusual historia llega a los cines españoles este viernes con "Paula".

Paula

Si a día de hoy a las mujeres sigue resultándoles difícil hacerse un nombre en el mundo del arte, mucho más complicado era a comienzos del siglo XX. Sin embargo, la pionera del expresionismo alemán Paula Modersohn-Becker no sólo lo logró, sino que acabó siendo la primera pintora del mundo a la que se le dedica un museo. Su inusual historia llega a los cines españoles este viernes con «Paula», que tras su estreno en el pasado Festival de Locarno lleva desde diciembre seduciendo a miles de espectadores en Alemania. En el filme, el cineasta Christian Schochow recorre la fascinante vida de esta mujer radicalmente moderna que, pese a su prematura muerte, dejó un legado de unos 750 lienzos y alrededor de mil dibujos.

Paula Becker (1876-1907) «era una luchadora», explica Schochow («Al otro lado del muro») en entrevista con dpa en Madrid. «Pese a que vivía en una sociedad muy jerárquica, no aceptaba la autoridad». Fue así como, decidida a convertirse en pintora, se marchó a estudiar a la colonia de artistas de Worpswede, en el norte de Alemania, que en aquellos inicios del siglo XX reunía a la vanguardia del país.

Allí se casó con el pintor Otto Moderson y trabó amistad con la escultora Clara Westhoff y Rainer Maria Rilke, quien más tarde se convertiría en uno de los poetas más importantes de las letras germanas. Sin embargo, pronto acabó hastiándose de la precisión que predicaba su maestro en bodegones y paisajes; a ella le interesaba la simplificación en formas y colores. Y, resuelta a explorar su propio estilo, decide viajar a París.

«En el fondo, la vanguardia artística de Worpswede era un típico club de hombres», apunta el realizador, que estudió arte antes de dedicarse al cine. «Nunca pensaron realmente en dejar entrar a las mujeres, pues creían que éstas como mucho podían pagarles para aprender». Así, además de no reconocer el talento de Becker y arremeter contra sus obras, los propios artistas acabaron «dando la espalda a la modernidad».

En «Paula», Schochow se sirve de los dorados atardeceres de Worpswede -cuya luz tanto inspiraba a los artistas de la época- para componer una atmósfera impresionista y un tanto romántica que choca de plano con las pulsiones artísticas de Becker. Y es que según apunta, frente a las películas sobre Rembrandt o Vermeer, que intentan imitar sus composiciones, prefirió plasmar el ideal artístico de la época, «en el que Paula no encaja».

«Su voluntad de arremeter con su testaruda cabeza contra todos los muros que se encontraba es algo totalmente extraordinario», afirma el cineasta. Sin embargo, aunque hoy sería considerada una feminista en toda regla, no lo fue en el sentido ideológico: su lucha era personal, sostiene Schochow. No le interesaba que otra generación de mujeres pensara lo mismo. «Luchaba como persona, no bajo una etiqueta».

No obstante, aún hoy el mundo «sigue estando plagado de redes de hombres en las que una mujer no consigue entrar», añade el cineasta. «¿Cuántas de las grandes orquestas del mundo están dirigidas por mujeres?» Además, añade, algunas profesiones siguen estando muy jerarquizadas, sin ir más lejos el propio cine. «Resulta sorprendente la manera autoritaria en que aún se hacen muchas películas en Occidente», sostiene.

Moderson-Becker no sólo fue una rebelde que plasmó en su obra toda su fuerza, convirtiéndose en precursora del movimiento expresionista alemán. Según el realizador, fue también una pionera del «selfie». «Hay autorretratos de Paula que jamás había visto en la historia del arte, con miradas y perspectivas que recuerdan mucho al ‘selfie’ de hoy… Especialmente un autorretrato de París. Esa pose… Para mí es el primer ‘selfie’ de la historia», sostiene Schochow.

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