Los mayores fabricantes de armas ganan 69.000 millones en Bolsa desde la elección de Trump

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Los mayores fabricantes de armas ganan 69.000 millones en Bolsa desde la elección de Trump

La remontada de las armamentísticas de Wall Street supera en seis puntos la del índice S&P 500 en este periodo.

    Donald Trump, presidente de EEUU

    La escalada bélica de las últimas semanas ha vuelto a disparar la cotización en Bolsa de las principales firmas fabricantes de armas a escala global. Unas compañías que desde la elección de Donald Trump como presidente de EEUU ya habían recibido una abundante entrada de capitales y que desde entonces acumulan ganancias por 69.000 millones.

    El montante de lo acumulado conjuntamente por las diez armamentísticas cotizadas en Bolsa de mayor facturación es equivalente al valor de mercado de suman dos gigantes del parqué madrileño como Telefónica e IAG, el holding matriz de Iberia y British Airways. El motor de este ascenso no es otro que el constante discurso del gabinete Trump, aún no cumplido, de dotar a las fuerzas armadas estadounidenses de un más nutrido presupuesto y sus repetidas peticiones a sus aliados de la OTAN y a los países miembros de la Unión Europea para que fomenten iniciativas en la misma línea.

    No obstante, los analistas comienzan a dudar de la sostenibilidad de esta remontada a pesar del creciente clima de belicismo que se nutre de las recientes intervenciones en Siria y Afganistán, las maniobras de Corea del Norte y los últimos atentados perpetrados por terroristas islámicos. A pesar de todo, ningún país ha mostrado señales de abrir la mano en gasto militar y todo podría ser una burbuja de valoración a punto de estallar si no llegan encargos a los cuarteles generales de estos ‘señores de la guerra’ que son las gigantes del sector a escala global.

    En la lista de las cotizadas que más han engordado su valor en Bolsa desde que Trump fue designado presidente de EEUU, cargo al que finalmente accedió el pasado 20 de enero, la más pujante es una europea: Airbus. La hasta hace poco conocida como EADS, hasta que optó por poner el nombre de su división comercial a la cabecera del grupo, es fabricante de los helicópteros Eurocopter, entre otros elementos de guerra. La llegada de nuevos contratos en el área civil también ha contribuido a este ascenso.

    A una insignificante distancia del 35% arriba que en estos cinco meses se ha apuntado Airbus, se yergue la estadounidense Huntington Ingalls Industries, que suma un 34,9% al ritmo de los carros destructores que fabrica su filial Ingalls Shipbuilding. Más de un 20% suman también en este tiempo las estadounidenses Boeing y General Dynamics, además de la italiana Leonardo, hasta hace poco conocida como Finmeccanica.

    Muy cerca de la cota referida se sitúa la británica BAE Systems, la siguiente es la estadounidense Lockheed Martin, la reina mundial en materia de armas y responsable de los misiles Aegis, que en este tiempo ha repuntado más de un 12%, el equivalente a unos 8.335 millones de dólares, una cifra comparable a dos veces el PIB de potencias económicas europeas de primer orden como Alemania y Reino Unido. La fabricante de los conocidos misiles Tomahawk, Raytheon, ha sumado más de un 11% al ver pasar sus acciones de los 135 dólares a cotizar en más de 150 billetes verdes por cada uno de sus títulos.

    En la lista siguen la estadounidense United Technologies y la francesa Thales, pues ambas han sumado en sus respectivos parqués de cotización -Nueva York y París- ganancias del entorno del 8% en moneda local. La remontada se queda a la mitad en el caso de Northrop Grumman, quinta en la tabla de facturación global de las gigantes de la industria y una de las principales contratistas del Centro de Integración y Operaciones de Defensa en Misiles de EEUU.

    ¿Un nuevo Reagan frente a la herencia de Obama?

    La posición de Northrop Grumman es un síntoma más de que la reciente remontada de precios se fundamenta más en previsiones y especulaciones que en cuestiones de negocio. Es un argumento más en el elenco de los analistas más cautos a la hora de advertir contra las valoraciones alcanzadas por algunas compañías del sector, que ante el actual panorama político no parecen susceptibles de recibir los contratos que recibieron en tiempos de Ronald Reagan, por mucho que su casi tocayo se lo haya propuesto.

    Los diputados republicanos contestatarios con las medidas más populistas de su líder de filas son clave en este proceso, de cuyo fin podría depender el rumbo de las políticas de defensa de buena parte del mundo. Su oposición, guiada fundamentalmente por la negativa a asumir un mayor déficit federal, se sumaría a la de los demócratas seguidores de la herencia del expresidente Barack Obama y a la de los minoritarios, pero esta vez decisivos, antibelicistas.

    Este clima se da mientras el Congreso de EEUU sigue sin aprobar un presupuesto para el año en curso, y el tiempo de prórroga automática se agota, lo que podría desembocar en la declaración de cierre parcial de servicios federales, como ya ha ocurrido en ocasiones anteriores. Antes de que acabe el mes tendría que estar lista la prórroga formal a los presupuestos heredados del primer presidente negro del país, algo que la insistencia de Trump en torno a la necesidad de incrementar el gasto militar no parece muy favorable. Como tampoco a la remontada media del 15% que las armamentísticas del índice agregado S&P 500 se han apuntado en este tiempo y que supera holgadamente el 9% que marca el propio indicador de Wall Street.

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