El porno paga en España un IVA del 4%. El cine, del 21%. Esa es la cruda realidad de un sistema impositivo que la semana pasada dibujó las últimas modificaciones. El Gobierno decidió rebajar la tasa de IVA del teatro, los conciertos y los toros al 10%, tras muchos años de reclamas. Sin embargo, esa voluntad gubernamental no se trasladó al séptimo arte, donde el gravamen se mantiene al 21%.
“Es complicado entender cómo nuestro trabajo es comparado con el tabaco, las bebidas alcohólicas, objetos de coleccionismo o antigüedades” afirma el prestigioso director de cine Álex de la Iglesia en un artículo de opinión redactado en El País.
De la Iglesia, en plena campaña de promoción de su última película, ‘El Bar’, realiza un editorial donde pone la premisa de no quejarse ante la decisión del Gobierno. “¡Ahora vienen las quejas y los lamentos! Pues no […] Estoy harto de ese personaje que nos ha tocado interpretar los últimos años”, asegura.
En ese sentido, con cierta ironía, el director plantea que una de las opciones por las que el Gobierno ha apartado al cine de la rebaja del IVA cultural es que “nos necesitan, y eso es bueno”. Álex de la Iglesia recuerda que el cine es rentable, sobre todo para el Estado: “Devolvemos más de lo que gastamos […] Se han recaudado 28 millones de euros más de lo que se ha gastado en apoyar nuestra industria”.
Sin embargo, el director de cine entiende que “no es fácil asumir que nos toca pagar el 21%, como Letonia, Lituania o Bulgaria, cuando Alemania paga un 7%, Francia un 5,5%, o Italia un 10%”.
El Gobierno considera el cine como un artículo de lujo, destaca de la Iglesia, “apreciación que puede resultar un halago, pero el piropo sale caro a los espectadores. La gente no puede pagar esos precios y me temo que eso no beneficia a nadie”.
