BlaBlaCar, AirBnb, Uber… ¿qué es y qué no es economía colaborativa?

Economía colaborativa

BlaBlaCar, AirBnb, Uber… ¿qué es y qué no es economía colaborativa?

Un estudio de Adigital y Sharing España define los conceptos de economía colaborativa, economía bajo demanda y economías de acceso.

Bla Bla Car

Plataformas para compartir viaje, alquilar alojamiento turístico a particulares, comprar artículos de segunda mano o realizar pequeñas donaciones para impulsar un proyecto. Muchos nuevos servicios se han puesto en los últimos años la etiqueta de economía colaborativa, pero ¿cuáles de estas plataformas realmente lo son? Un reciente estudio pretende definir este concepto ambiguo y diferenciarlo de otros modelos de negocio similares. ¿Qué ocurre con BlaBlaCar, AirBnb o Uber?

Dentro de la economía colaborativa se pueden clasificar “aquellos modelos de producción, consumo o financiación que se basan en la intermediación entre la oferta y la demanda generada en relaciones entre iguales (P2P o B2B) o de particular a profesional a través de plataformas digitales que no prestan el servicio subyacente”, aseguran la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital) y Sharing España, un colectivo de empresas vinculadas a los nuevos modelos de negocio.

Según su definición en el informe ‘Los modelos colaborativos y bajo demanda en plataformas digitales’, estas plataformas generan “un aprovechamiento eficiente y sostenible de los bienes y recursos ya existentes e infrautilizados”. BlaBlaCar y AirBnb entran dentro de esta categoría y también Wallapop o Verkami.

Todas las plataformas de alquiler de viviendas entre particulares, el llamado ‘carpooling’, el ‘crowdfunding’ o la compra-venta y alquiler de objetos de segunda mano son economía colaborativa

Uber no es un servicio colaborativo. De acuerdo al citado informe, se ubicaría en la categoría de economía bajo demanda cuya principal diferencia con el modelo anterior es que se establece una relación comercial entre los usuarios.

El informe la define como “modelos de consumo y provisión de servicios que se basan en la intermediación entre la oferta y la demanda generada habitualmente de profesional a consumidor (B2C) a través de plataformas digitales que no prestan el servicio subyacente”. Hay una contraprestación y habitualmente ánimo de lucro.

Aquí también se incluirían las actividades de turismo de experiencias y guías turísticos o las plataformas de reparto a domicilio como Glovo.

Por último, estarían las economías de acceso, en las que una empresa, con fines comerciales “pone a disposición de un conjunto de usuarios unos bienes para su uso temporal, adaptándose al tiempo de uso efectivo que requieren dichos usuarios y flexibilizando la localización espacial de los mismos”. Los ejemplos más destacados son las plataformas de ‘coworking’, ‘carsharing’, como Car2Go o Bluemove, o los servicios de bicicletas compartidas.

En estos casos la plataforma digital presta el servicio subyacente y normalmente no tienen contacto directo entre los usuarios para efectuar las transacciones.

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