“Dime, qué comemos”

Opinión

“Dime, qué comemos”

Nuestros temerarios economistas para nada estaban equivocados cuando el año pasado anunciaban que el 2017 vendría bien duro.

Tenedor cuchillo comida mesa

La pregunta formulada por la mujer del coronel Aureliano Buendía en esa magistral pieza literaria de “El coronel no tiene quien le escriba”, de Gabriel García Márquez, ronda en estos días, aunque con menos dramatismo, por los hogares cubanos.

Para nada equivocados algunos de nuestros temerarios economistas cuando el año pasado anunciaban que el 2017 vendría bien duro, con efectos visibles de la crisis y que en los establecimientos comerciales podían encontrarse botones de muestra porque, a falta de fondos, las compras para abastecerlos serían mínimas, las indispensables. Y quizás menos.

Y es lo que está sucediendo pese a ese “enmascaramiento” casi infantil que los gerentes están estableciendo por tal de no dejar vacíos los estantes. Nada en el almacén parece ser la consigna. Entonces, si llega el papel sanitario, pues vengan rollos de principio a fin, que se pierda la vista mirando un paquete tras otro. Del mismo modo con el detergente, el aceite de girasol y las latas de sardinas.

Igual sucede con las pastas y esos enlatados que desde hace años pudieran ser de factura nacional y hay que importarlos desde el otro lado de este mundo, con precios inalcanzables que lentamente van descendiendo porque la gente no los adquiere y amenazan con vencer.

El pollo, digamos que a Dios gracias, se mantiene bastante estable junto a ese picadillo de pavo tan salvador como el mejor antibiótico.

Fuera de estos establecimientos recaudadores de divisas establecidos bajo el paraguas del sistema empresarial del Ejército, en los mercados agropecuarios los precios siguen sin mucho movimiento para alegría del bolsillo. Oferta y demanda los sitúan bien altos para la gran mayoría.

En Cuba, muy difícilmente lleguemos al estado del pobre y olvidado coronel Buendía. Mucho menos a su meditada e inesperada respuesta. Eso sí, la interrogante de su mujer es cosa del día a día.

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