Ordenadores malditos

EEUU

Ordenadores malditos

Estados Unidos prohíbe llevar ordenadores y tabletas en cabina en vuelos desde ocho países.

Donald Trump, presidente de EEUU

La última genialidad de Trump y quienes le rodean es prohibir que los pasajeros que embarcan en aeropuerto de países musulmanes puedan portar ordenadores o tabletas.

Cabe imaginar que se trata de una medida para evitar cualquier posible atentado terrorista a través de la informática. Hasta ahí todo puede parecer normal: los ordenadores también pueden convertirse en armas peligrosas y más cuando se trata de la seguridad aérea.

Lo que no entiende, o cuando menos no entendemos los más profanos, es por qué sólo los ordenadores embarcados en aeropuertos musulmanes –suponiendo que los aeropuertos tengan monopolios religiosos-. Un ordenador programado para provocar algún tipo de catástrofe no tiene necesariamente que tener definido el lugar de procedencia. Igual puede ser montado ex profeso en una mezquita yihadista que en un hotel de lujo de Londres.

Es evidente que en los países musulmanes residen más terroristas activos o potenciales que en el resto del mundo. Pero ni todos sus habitantes son terroristas ni sueñan con estallar aviones en pleno vuelo ni sólo hay yihadistas en países musulmanes. Todos los grandes atentados cometidos tanto por Al Qaeda como por el Daesh los perpetraron ciudadanos o residentes en países en su mayor parte occidentales, empezando por los Estados Unidos.

El Gobierno británico, muy en su papel de fiel mayordomo del norteamericano, enseguida se apuntó a secundar la iniciativa que, ¡qué van a hacer!, no tardarán en suscribir las restantes compañías aéreas. Criticar una medida tan arbitraria y discriminatoria no es recomendable. Todas las medidas serán pocas. Pero se trata sin duda de un incordio más que se suma a la hora de viajar, que es lo de menos, y choca la discriminación con fondo religioso que implica. Aparte que para los que viajamos pegados al ordenador será duro verse privados de su compañía.

Claro que, insisto, con las actuales amenazas criticar cualquier medida que se tome para garantizar la seguridad de las personas es improcedente. Con todo, lo que peor se entiende de esta prohibición es que se limite sólo a países musulmanes, de no ser por la fobia que provocan a Trump. Muchos nos preguntamos, ¿si un terrorista quiere cometer un atentado en vuelo a través de un ordenador igualmente podría hacerlo embarcando en Riad que en Bruselas? Incluso los terroristas, sea cual sea su calaña, podrían perfectamente hacerlo con un ordenador adquirido en un free shop y programado al efecto desde la sala de espera de la primera clase.

Para cometer un atentado tampoco es necesario tener rasgos árabes ni rezar cara a La Meca arrodillado en la terminal. También hay ciudadanos de tez pálida, nacidos y criados en los países más desarrollados, a los que se les ha desconfigurado el cerebro, iluminado la mente y vuelto capaces de hacer cualquier barbaridad que en su obnubilación piensen que eso es lo que quiere Alá. De momento la prohibición discriminada no contribuirá a que los musulmanes pacíficos, que son inmensa mayoría, la vean con satisfacción.

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