Auge ¿y caída? de las emisiones de bonos a plazos ultra-largos en Europa

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Auge ¿y caída? de las emisiones de bonos a plazos ultra-largos en Europa

Sede del BCE

Francia vuelve a tantear el apetito de los inversores por una emisión de bonos a un plazo de 50 años. Hasta hace relativamente poco tiempo, los bonos soberanos a plazos ultra-largos -por encima de los 40 años- eran una rareza en los mercados de deuda. Sin embargo, el agresivo programa de compra de activos puesto en marcha por el Banco Central Europeo (BCE), que se extenderá al menos hasta finales de 2017, ha hecho que muchos países se replanteen sus estrategias, atendiendo a la demanda de unos inversores ansiosos por obtener rentabilidades mínimamente significativas.
 
El pasado 2016, los países de la eurozona recaudaron 19.000 millones de euros de deuda con vencimientos de 40 años o más, una cifra que supone multiplicar por más de diez los 1.300 millones de euros captados el año anterior, según los cálculos de Financial Times. Dos países incluso, Bélgica e Irlanda, se atrevieron a vender bonos a un plazo de 100 años, dirigidos a un pequeño número de inversores.
 
También España ha apostado por estos plazos ultra-largos. En mayo del año pasado hizo una primera prueba al captar 3.000 millones de euros en una emisión a 50 años, que se cerró a un interés del 3,49%. La operación se llevó a cabo a través de una sindicación. Es decir, en vez de una subasta ordinaria, el Tesoro contrató a un grupo de bancos que colocó la deuda directamente a inversores a un precio acordado.
 
Las condiciones del mercado mejoraron tanto que sólo cinco meses después, el Tesoro Público se atrevió por primera vez a colocar obligaciones a 50 años en una subasta ordinaria. En concreto, colocó 1.126 millones a un tipo de interés marginal del 2,699%, muy por debajo del 3,493% de mayo. Los inversores solicitaron 1.760 millones de euros, lo que supuso una ratio de cobertura del 1,56.
 
Francia, que ya el año pasado emitió un bono también a 50 años, volverá a tantear el interés del mercado este jueves a ese plazo dentro de unas emisiones en las que pretende captar 10.000 millones de euros. No obstante, el apetito de los inversores se ha puesto recientemente en duda ante la cita electoral de la próxima primavera, cuando los franceses deberán elegir al nuevo presidente de la República.
 
De acuerdo a las últimas encuestas, Marine Le Pen, lideresa del Frente Nacional ultraderechista y anti-euro, podría llegar incluso a ganar la primera ronda electoral, aunque en la segunda vuelta los votantes más moderados se aliarían contra ella. El candidato republicano de centro-derecha François Fillon aparece como favorito para ocupar el Elíseo.
 
No obstante, el auge de los bonos ultra-largos podría ser efímero. Mientras en Europa la inflación sube hasta máximos de tres años y algunos analistas comienzan a hablar de ‘tapering’–en puridad el BCE reducirá significativamente sus compras a partir de marzo-, el desembarco de Donald Trump al otro lado del Atlántico y sus promesas económicas podrían tener también efectos sobre el IPC, alentando más subidas de tipos de la Fed y arrastrando hacia arriba la rentabilidad de los treasuries.

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